Antes de 1960 la educación primaria contenía la asignatura “higiene”, un verdadero curso de medicina preventiva, pues trataba muchos asuntos para el cuidado de la salud, como el exceso del café, el té, bebidas alcohólicas y la comida insana, además, del cuidado de la dentadura, evitar leer cuando se está en movimiento o con llenura, o comer demasiado rápido etc.
Por la Escuela Central de Neiva transitaron verdaderas maestras, Beatriz Cuellar, Diva Montenegro, Oliva de Castro, etc. Actualmente tenemos la internet que ilustra sobre cualquier tema; referente a la salud, el conocimiento del paciente puede resultar fructífero.
No se trata de sustituir al profesional médico o reducir citas (con EPS), sino para preguntar y responder al galeno y algunas veces orientarlo. El gremio médico no está de acuerdo con lecturas sobre salud o medicamentos, la mayoría por poderosas razones científicas, prefieren que el paciente tenga total ignorancia sobre el particular y esto sería válido para un sistema de salud excelente, pero el gremio debe aceptar que tenemos un modelo precario no por el personal médico que es idóneo con raras excepciones, sino por el sistema de mercado.
En una cita programada para 15-20 minutos se pierde tiempo en generalidades, el tiempo neto para referirse al problema y al medicamento se reduce a 10 minutos; si se formula un medicamento este requiere información sobre dosis, efectos secundarios y adversos, interacciones, ingerir antes o después de comida, etc. Entonces, muchos temas vitales quedan pendientes, y si se formulan varios medicamentos con mayor razón entenderemos la insuficiencia de la cita médica, de ahí la importancia del complemento en la consulta sensata a internet.
Según mi experiencia, dicha consulta ha sido provechosa. El caso más exitoso ocurrió durante la pandemia hace cuatro años, por el encierro y la costumbre de viajar, el trastorno de ansiedad me produjo insomnio recurrente, el especialista me formuló varios medicamentos que fueron paliativos durante tres meses, pero leyendo diversas fuentes encontré que uno de esos medicamentos en dosis muy bajas era buen sedante en muchos casos; reduje la dosis formulada de tres pastillas a media pastilla y en una semana me restablecí, desapareció el insomnio. Aunque es algo casuístico me parece que se debería debatir la pertinencia virtual pues a muchos jóvenes les está llegando tempranamente muchos problemas (hipertensión, diabetes…), principalmente por desconocimiento absoluto sobre los cuidados sanitarios.