El triunfo de la ultraderecha francesa que le dio a la Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen el primer lugar con el 33.15% del electorado en los comicios europeos del 9 de junio pasado, forzó al presidente Emmanuel Macron a adelantar la segunda vuelta parlamentaria para el pasado domingo siete de julio.
La izquierda francesa en todos sus diversos matices y tendencias, preocupada por el avance de la derecha nazi/fascista, se propuso reconstruir el Frente Popular con el que gobernó Francia entre 1936 y 1938 y creó el Nuevo Frente Popular (NFP), con el que se presentó a la justa electoral alcanzando una sorprendente victoria, siendo la coalición que obtuvo la más alta votación y eligiendo 182 parlamentarios, que le da la opción de postular un candidato para Primer Ministro, para cuya elección debe buscar alianzas con otras fuerzas políticas que le permita sumar los 289 parlamentarios para obtener la mayoría necesaria para gobernar.
La segunda fuerza fue la Alianza Ensemble de Macron con 163 diputados. Marine Le Pen con la Agrupación Nacional y sus aliados se ubicó en el tercer lugar con 143 diputados. Aunque el NFP requiere aliados de centro para poder ser gobierno, esto es posible y mejor que someterse a un gobierno extremista de Le Pen.
El jueves 04 de julio se dieron las elecciones parlamentarias en el Reino Unido en las cuales el partido Laborista alcanzó una aplastante victoria eligiendo 412 diputados contra sólo 121 de los conservadores y 71 de los liberales, lo que le permite al partido de izquierda elegir Primer Ministro y tener las riendas del poder en La Gran Bretaña. Desde 1.832, hace 192 años, los conservadores no habían tenido una votación tan baja. Aunque la votación sólo alcanzó el 60% de ciudadanos aptos para votar, los laboristas tuvieron el apoyo del 34% de todos los ciudadanos de su nación, alcanzando así unas mayorías holgadas para gobernar.
En otras naciones de Europa como España, Portugal, Dinamarca, Noruega, Alemania e Italia en las elecciones municipales, también las fuerzas de la izquierda han logrado significativos avances. En el caso de Latinoamérica se vive una primavera de gobiernos progresistas en Chile, Brasil, Colombia, Honduras y México, además de otros gobiernos de una izquierda más radical como Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Estos triunfos electorales de la izquierda en dos de las naciones más importantes e influyentes de la Europa contemporánea, los avances en otros seis países de ese continente, más el despertar democrático en Latinoamérica, son una esperanza para la democracia y el progreso social en el mundo, en momentos en que el nazi/fascismo lo amenaza con el regreso de regímenes despóticos, predicadores del odio y enemigos de las libertades humanas.
