Patricia Medina Barreto, jefe de Arte de LA NACIÓN, pasó de buscar empleo en los periódicos a ser una pieza fundamental durante 28 años para esta casa editorial. Desde su llegada como diagramadora demostró sus capacidades innegables que le permitieron crecer dentro de la misma empresa, llegando a ocupar el cargo de coordinadora de los diagramadores y la Editora Surcolombiana en donde se desarrollan otros proyectos. Actualmente es la ‘cabeza’ de un área fundamental para la consolidación diaria de los periódicos.
Johan Eduardo Rojas López
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Aparte de liderar el Departamento de Arte, Patricia Medina Barreto, también realiza diseños especiales de la mano con el área comercial; ejecuta en sus elaboraciones proyectos nuevos y novedosos, realiza avisos y diagrama para el periódico.
Medina Barreto es graduada de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, en donde se profesionalizó como Diseñadora Gráfica y se graduó a sus 21 años; y desde ese momento no ha dejado de trabajar. Arrancó su vida profesional en una agencia de publicidad en Bogotá, posteriormente se devolvió para su tierra natal, Neiva, y se vinculó a una empresa relacionada con directorios telefónicos. También se desenvolvió en ventas, llegó a una compañía de litografía y finalmente, se vinculó a LA NACIÓN casi que desde su fundación.
“A mí siempre me ha gustado el diseño gráfico y la verdad en esa época siempre me vi creando cosas para la gente”, señaló la jefe de Arte, quien cumplió su sueño y actualmente llega a la casa de cientos de huilenses.
Así llegó
Con tan solo 28 años entró a ser parte de la nómina de LA NACIÓN, cuando todos trabajaban en una sola bodega. De allí que conoce prácticamente todo el proceso que esta casa editorial ha vivido para hoy por hoy, ser el medio de comunicación más querido por los huilenses.
Su llegada a esta empresa coincidió con el nacimiento de su hijo, con quien en el presente celebran la vida y la estabilidad laboral que ha logrado gracias a su persistencia, carácter y disciplina. “Yo conocí a una persona que en ese momento era el jefe de Producción, el cual me propuso que me viniera a trabajar acá porque él conoció mi trabajo. Lógicamente era el ‘boom’ porque estaban arrancando y entonces yo me arriesgué”, contó.
Los procesos
Son varios los retos que ha asumido en esta casa periodística relacionados con los cambios tecnológicos y generacionales que transformaron la manera de desarrollar sus funciones, lo cual la impulsó a seguirse preparando para estar a la vanguardia. En sus inicios todo el proceso de diagramación se hacía de forma manual, pero con la llegada de los equipos de cómputo, sus habilidades ‘volaron’, logrando acoplarse de manera satisfactoria a estas realidades.
Sumado a eso, reconoce que LA NACIÓN siempre se ha caracterizado por tener tecnología de punta que ha servido para que pueda trabajar a gusto y elaborar diseños únicos con los cuales enamora diariamente a los lectores.
Claramente las experiencias vividas durante su permanencia en LA NACIÓN le han dejado grandes anécdotas como la particular manera en que conseguían energía durante los inicios del periódico cuando el país entraba en racionamiento de energía.
“Nosotros teníamos que sacar energía de un teatro que quedaba al frente de Comfamiliar, entonces, cogíamos un alambre desde donde estaba la máquina, hasta allá para que nos dieran energía. También recuerdo cuando compraron las máquinas rotativas, eso fue espectacular porque ya no nos teníamos que demorar tanto imprimiendo, sino que ahora se imprime super rápido. En fin, he visto tantos cambios y aquí seguimos”, recordó con especial emoción.
Una casa que profesionaliza
Hoy, en los 30 años de esta casa editorial, aseguró que “LA NACIÓN ha sido mi escuela, gran parte de mi carrera profesional y mi aprendizaje diario. Y como dice el señor Jesús Oviedo Pérez, esta es la escuela del profesionalismo”.
Por su experiencia como docente, ha sabido guiar a su equipo y en el momento celebra con entusiasmo y trabajo un aniversario más de la empresa que la terminó de forjar y ha confiado con los ‘ojos cerrados’ en sus capacidades.