El paro del sector agrario es justo por donde se mire, así el Gobierno Nacional y sus medios de comunicación oficiales, incluido RCN y Caracol, lo satanicen de una forma y de otra. Que el paro afecta la movilidad de otros es cierto, como también es cierto que las políticas gubernamentales afectan los derechos fundamentales de millones de colombianos.
Por ejemplo, sostener el sistema de salud que tenemos es un atentado directo a la vida misma de cualquier colombiano. Luego, que el paro afecta actividades de otras personas es una perogrullada decirlo porque, precisamente, se trata de un ¡paro! Y un paro es detener, frenar, paralizar, suspender, contener, estancar, interrumpir…! Una actividad! Pero el punto es el siguiente: Si nos centramos en los tres puntos esenciales por los cuales el sector agrario se levanta de nuevo en paro, la conclusión es que la pelea se da por asegurar la papita, la comida, el “golpe”; la suya, la mía, la de él, la de ella, la de nosotros. O si lo miramos de otra forma, la pelea es por la soberanía alimentaria pues nosotros, los colombianos, deberíamos tener el poder de definir nuestras propias políticas agrarias y de alimentos para tener realmente una seguridad alimentaria; seguridad alimentaria que significa, de manera castiza, asegurarnos la papita.
Punto uno. Que no haya más fumigaciones a cultivos ilícitos, porque son dañinos para los alimentos y la salud de animales y personas. Una condición de la seguridad alimentaria es que los alimentos sean seguros y nutritivos, y las fumigaciones venenosas atentan contra esto.
Punto dos. Que se “pare” la importación de alimentos que se producen aquí en Colombia. Esta es una petición elemental, porque cuando César Gaviria asumió como presidente, este país no sólo exportaba café sino otro tipo de productos; ahora, importamos hasta el mismo café. ¡Bienvenidos al futuro!, nos dijo Gaviria, y este es el presente que tenemos, un sector agrícola arruinándose “producción tras producción” porque no existe una producción nacional que sea rentable y asegure la papita para todos los colombianos. Y otra condición de la seguridad alimentaria, es que haya suficiente alimento en todo momento para, en este caso, los colombianos. Pero si arruinamos más nuestro campo e importamos lo que somos capaces y habilidosos para producir, vamos a depender mucho más de los alimentos que otros países nos vendan.
Punto tres. Revisar los tratados de libre comercio. Y este punto es más que elemental, porque el TLC con EE.UU. nos puso a competir pero en Renault 4, mientras que ellos lo hacen en un Ferrari. ¡Claro que el paro e justo! Es por la papita.