Un informe de la fundación Pares advierte que no hay esperanza de que se retome la mesa de diálogo entre el Gobierno de Gustavo Petro y la guerrilla del Eln. Además, queda “poco tiempo para reencausar su política de paz con la mayoría de los grupos armados”.
Sin mayores incentivos para seguir participando en el proceso de paz por parte del Eln, (al ser una guerrilla binacional, encontrarse en competencia por la disputa de las rentas ilegales en algunos territorios con otros grupos armados y tener un fuerte arraigo territorial y social), y con un borrador de un documento guía que salió en agosto, el gobierno se enfrenta a un escenario frágil frente a la posibilidad de lograr un acuerdo con una de las guerrillas más antiguas del mundo.
Así lo advierte en un informe la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), donde asevera que hay un riesgo y es que la Paz Total, una de las ‘patas’ que sostiene la mesa en la que el gobierno ha construido su programa de gobierno y su proyecto político progresista, se termine por desgastar y ceda, en un escenario donde las relaciones con el Congreso están en un momento crítico y donde las cifras de ejecución del gobierno indican una fuerte desigualdad entre sectores que han ido cumpliendo con su agenda de cambios, como en agricultura, y con sectores rezagados, importantes para sus bases sociales como en igualdad y equidad).
Para Pares, la carta con la que el gobierno pretende jugársela para mantener su proyecto de paz vivo aterriza en forma de procesos de paz más territorializados, aprovechándose de la división y contención de los grupos armados en el país. No obstante, con el golpe de la suspensión de la mesa de diálogos con el Eln, el discurso de la oposición se ha venido oxigenando con un discurso de mano dura, que puede adelantar el debate sobre la paz en Colombia hacia las elecciones de 2026.
De la ‘Paz Total’ a la ‘Paz Territorial’
Han pasado varios días desde el atentado perpetrado por el Eln en Puerto Jordán, Arauca, que dejó dos soldados muertos y 26 heridos. Este ataque trajo serias repercusiones para la política de Paz Total y generó reacciones significativas, como la del presidente Gustavo Petro, quien declaró que lo sucedido era “una acción que cerraba el proceso de paz con sangre”. Posteriormente, esto llevó a la delegación del Gobierno a anunciar la suspensión de la mesa de diálogos.
La Fundación analiza si la suspensión del proceso de negociación con el Eln, ¿significa entonces el fin de la Paz Total? O, por el contrario, ¿es un hito que traerá transformaciones al proyecto de Paz Total, eje central del Gobierno Nacional?
Resalta que los avances obtenidos en la mesa de diálogo entre el Gobierno de Colombia y el Eln han sido significativos, especialmente en dos áreas clave: la participación de la sociedad civil y la suspensión temporal de las retenciones con fines económicos. Además, los importantes alivios humanitarios derivados del cese al fuego, que tuvo una duración de un año, generaron una disminución considerable en los enfrentamientos con la fuerza pública y en los ataques a la población civil.
Uno de los logros más destacados de las negociaciones fue el acuerdo alcanzado en mayo de 2023 sobre un modelo para la participación de la sociedad civil en la construcción de la paz. Otro logro significativo fue la suspensión temporal de las retenciones con fines económicos, una práctica que había sido uno de los mayores obstáculos para generar confianza en las negociaciones. El secuestro extorsivo, utilizado históricamente por el Eln como una fuente de financiación, ha sido uno de los crímenes más repudiados por la sociedad colombiana. Aunque en mayo de 2023 el Eln anunció su intención de retomar esta práctica brevemente, la suspensión inicial reflejó un avance en el respeto al Derecho Internacional Humanitario (DIH) y los Derechos Humanos (DDHH). Este hecho demostró que, a pesar de la desconfianza persistente, es posible llegar a acuerdos en temas históricamente difíciles de negociar.
En este punto y de manera más global, uno de los pilares fundamentales de la política de Paz Total ha sido la diversificación de las mesas de diálogo, lo que ha permitido que, a pesar de los contratiempos con el Eln, el proceso de paz continúe con otros grupos armados.
Las negociaciones
Actualmente, existen mesas de negociación activas con el Estado Mayor Central con el sector al mando de alias “Calarcá”, el Frente Comuneros del Sur y la Segunda Marquetalia.
Asimismo, se han iniciado conversaciones con el Clan del Golfo—Ejército Gaitanista de Colombia (EGC) y se encuentran en fase exploratoria las negociaciones con las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada (ACSN).
En cuanto a la Paz Urbana, los diálogos con grupos de delincuencia organizada del Valle de Aburrá, Buenaventura y Quibdó continúan en curso.
Este enfoque múltiple no solo previene que el fracaso de una mesa de diálogo paralice todo el proceso, sino que también refleja una apuesta clara del Gobierno por la territorialización de la paz. Esta implica una estrategia que reconoce las especificidades regionales y aborda las particularidades de los conflictos en cada territorio.
De acuerdo con Pares, las dinámicas de violencia en Colombia son principalmente locales; las estructuras armadas, las economías ilegales y las relaciones entre comunidades y actores armados varían significativamente de una región a otra.
Esto explica por qué, a pesar de la suspensión de la mesa con el Eln, se siguen realizando avances en otros procesos de negociación, en otras regiones del país.
Y en departamentos como Nariño, Cauca y Chocó, la paz no dependerá exclusivamente del diálogo con el Eln, sino también de cómo se gestionan las negociaciones con otros actores armados, de las inversiones sociales en las comunidades y del fortalecimiento de las instituciones estatales.
Así las cosas, Pares sostiene que la Paz Total parece estar ajustando su estrategia para proporcionar soluciones que vayan más allá de los acuerdos con los actores armados, enfocándose en la transformación de los territorios históricamente marginados y afectados por el conflicto. Aunque el proceso de diálogo con el Eln está suspendido, los avances en otras mesas de negociación indican que el Gobierno sigue apostándole por una salida al conflicto.
Es claro que el reflujo que tendrá la suspensión del proceso de diálogo con el Eln y el congelamiento de este (que, de facto, implica que la mesa podría estar caída) tendrá ecos en el proceso electoral de 2026, especialmente frente a las agendas políticas que señalan que la Paz Total solo ha servido para que los grupos armados crezcan y que debe primar la “protección de la vida de los colombianos” por encima de cualquier negociación, como lo afirmó María Fernanda Cabal en su cuenta de X (anteriormente Twitter).
Otros congresistas también echaron en cara al gobierno que la promesa de que habría una paz con el Eln en menos de 3 meses desde su posesión en 2022 jamás se cumplió.
Un poco tarde
Pares precisó que la Paz Total está reglamentada en la Ley 2272 de 2022, pero carece de un marco normativo formal que también había debido pasar por el Congreso.
En noviembre de 2023, la Corte Constitucional declaró que la ley 2272 era exequible (es decir, su contenido se ajusta a la Constitución) pero hizo observaciones, especialmente frente a la facultad del presidente de determinar los términos generales de cualquier proceso de sometimiento a la justicia de algún grupo, facultad que le corresponde al Congreso.
Con estas declaraciones de la Corte, la capacidad que el gobierno esperaba tener frente al control de los principales factores de la Paz Total (como suspender órdenes de captura o reubicar o determinar espacios para ubicar a grupos armados) se vio mermado, lo que se tradujo en un menor margen de maniobra frente a lo que el ejecutivo podía hacer para negociar con grupos armados y otros actores delincuenciales.
Ha sido esto, junto con la inexistencia de ese marco normativo que defina de manera concreta los alcances, límites y conceptos de una Ley de Sometimiento para negociar con bandas criminales, que la propuesta de Paz Total se ha vuelto etérea y, aunque ha tenido importantes avances, también se ha visto limitada en sus objetivos concretos y reales, lo que se ha interpretado en la opinión pública como falta de rumbo.
A modo de cierre
Pares advierte que en todo caso, la construcción del borrador de decreto para clarificar la Paz Total llegará en un momento donde al gobierno le queda poco tiempo para reencausar su política de paz con la mayoría de los grupos armados. Sin un horizonte visible que indique que las negociaciones con el Eln puedan retomarse antes de que acabe el año, queda como reto para el gobierno sentar bases tangibles y visibles de avance en los procesos activos que le quedan.
Esto, especialmente hablando del proceso con la Segunda Marquetalia y con el Frente Comuneros Sur del Eln, con los que el diálogo ha ido avanzando y que, posiblemente, sean los procesos que logren llegar más lejos este y el otro año. Los delegados del gobierno en la mesa de diálogos con el Eln, junto con la Iglesia Católica, han hecho un llamado para retomar el proceso, aunque se esperan gestos y actos de paz del Eln que demuestren que están dispuestos a volver a sentarse a negociar.
Queda por ver si el Eln responde, aun a pesar de que ha considerado que los últimos ataques que han realizado sobre la fuerza pública están amparados en el derecho internacional, e indicar que la guerra es contra el Estado, aun a pesar de que el poder lo tiene un gobierno progresista de centroizquierda.
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