José Manuel Acevedo M.
Es verdad que falta algo más de un año para las elecciones presidenciales y que en política una semana es toda una eternidad. Sin embargo, en otros comicios -y en otras circunstancias- los patos ya se habrían lanzado al agua y las reglas para su selección estarían ya planteadas. Esta vez la cosa es diferente y las grietas y los abismos que separan a los unos y a los otros parecen ser más grandes que los puentes en los que suelen cimentarse y rodar las grandes alianzas.
Por los lados de la izquierda el espectáculo es patético. La ficha, claro está, se llama Gustavo Petro, pero a su alrededor las piezas no están para nada encajadas. La llegada de Armando Benedetti y Roy Barreras a ese combo no termina de convencer a los más dogmáticos de ese lado del espectro. Gustavo Bolívar terminó agarrado con Benedetti por twitter y aunque han firmado una carta en la que dicen haberse fumado la pipa de la paz, en la opinión pública quedó el sabor de la discordia. El Polo, que dice estar más de ese lado que ubicado en el centro, se encuentra, en todo caso fragmentado también y ni hablar de la Alianza Verde que tiene un sector petrista y otro fajardista y no termina de tomar definiciones para ver dónde se quedan.
Hablar de Fajardo, en este punto, me permite referirme de inmediato a la situación de eso que llaman el “centro”. Aunque parecieran cohesionados a primera vista, tampoco la fórmula en este sector es suficientemente clara. Todos quieren ser candidatos presidenciales y ninguno está dando su brazo a torcer para ir al Congreso y tener una lista medianamente sólida en las elecciones legislativas. Fajardo llega con un desgaste propio de sus últimas aventuras políticas que no han resultado bien y aunque tiene un “favorable” interesante y un enorme reconocimiento, no le sobran malquerientes que siguen con la idea de que es demasiado flojo. Sin polarizarse, porque no es su naturaleza, el gran reto que tiene sí es el de asumir posiciones mucho más nítidas.
Finalmente, por los lados de la derecha la cosa no está mejor. Los que diga Uribe todavía parecen muy “chiquitos” y los más curtidos todavía no saben si se meterán o no. Aunque no se reconozcan de derecha, Alex Char, Enrique Peñalosa y ‘Fico’ Gutiérrez están armando un cuento interesante, pero sin estructura política y partidos que se les sumen es difícil que lleguen más lejos. En conclusión, como digo en el título de esta columna: el panorama electoral luce todavía bastante difuso para 2022.