Fermín Beltrán Barragán
‘La guía del autoestopista galáctico’, novela de ciencia ficción de Douglas Adams, relata la historia de un grupo de exploradores superinteligentes que crearon la segunda mejor computadora de todos los tiempos llamada “Pensamiento Profundo” para obtener la respuesta al sentido de la vida, la existencia del universo y lo demás.
Luego de 7 millones y medio de años meditando “Pensamiento Profundo” declara que la respuesta es 42, concluyendo que la pregunta fue mal planteada. Finalmente, tras otros intentos por resolver este interrogante se llega a la solución que no es posible encontrar la pregunta y la respuesta correcta y que 42 es una cifra al azar.
Esta historia, cargada de un fino sentido del humor frente a la naturaleza humana de preguntarlo todo sobre su propio origen y fin, es un buen punto de partida para reflexionar si tenemos la capacidad de formular los interrogantes correctos. Tal vez no, como seres que podemos pensar, somos curiosos, queremos saberlo, comprenderlo y explicarlo todo y esos misterios del sentido de la vida escapan hoy a nuestra capacidad inteligente. Como en una especie de martirio, los filósofos han dedicado largo tiempo a reflexionar para resolver esta cuestión y ninguno lo ha logrado, quizás Sócrates el ateniense estuvo muy cerca “solo sé que nada se”.
Es muy probable que no se trate de reflexionar, sino de entender que la vida humana más allá de tener un sentido racional, simplemente es, como la flor que se abre en la mañana y se cierra al anochecer, que está dotada de unas condiciones que no queremos aceptar como la mortalidad y la levedad, la debilidad al nacer y al envejecer, pero esa es una realidad natural que la transporta entre sensaciones profundas, pero definitivamente temporales.
Hoy nos empeñamos en otras tareas espectaculares, escrutar el espacio, ya no solo Elon Musk sino ahora también Jeff Bezos, los más adinerados del mundo quieren conquistar otros mundos, establecer residencias fuera del planeta y talvez contactar extraterrestres. Tremendo desafío, la Universidad de Oxford en sus proyecciones matemáticas indica que existe “…99,6% de posibilidades de que el ser humano sea la única especie inteligente en la galaxia y un 85% de que lo sea en todo el universo observable.”
Si esto llega a ser cierto, seríamos la única especie viva del universo, entonces tendremos muchos planetas para conquistar y poblar, pero aún así, no podremos olvidarnos de las preguntas fundamentales sobre la razón de ser de la existencia humana. Quizás estas preguntas no tengan respuestas, quizás no tengan sentido, porque la respuesta simplemente es que el sentido de la vida es precisamente eso, sentir, experimentar, buscar en lo práctico las sensaciones para seguir viviendo, saber observar el detalle del movimiento de todo lo que nos rodea, entender que alguien viene atrás y por ello hay que alistarle el camino, enseñarle a sentir, a respirar, a tomar solo lo necesario, porque si estamos solos, tal vez él es el único que podrá algún día encontrar el código exacto que permita formular la pregunta correcta para que la respuesta no vaya a ser 42, como en la obra de ciencia ficción.
