La alerta no se puede desestimar ni mirarse de soslayo: Hobo y Campoalegre han sido los primeros municipios del Huila en quedarse sin cuerpos de bomberos ante la imposibilidad de estos para funcionar, ya que los alcaldes no han firmado los convenios que garanticen los recursos para el funcionamiento y operación de cada uno de ellos. Y de acuerdo, con la Delegación Departamental de Bomberos, hay 25 estaciones de bomberos que podrían cerrar debido a la falta de recursos económicos para funcionar.
El asunto no es de poca monta. Ninguno municipio del departamento está exento de un incendio, una inundación u otra emergencia grave, por lo que contar con un organismo de emergencia es lo mínimo que la administración municipal con su alcalde a la cabeza debe procurar garantizar a sus habitantes.
Evidentemente, a algunos mandatarios les incomoda tener que destinar de sus presupuestos oficiales dinero para atender el funcionamiento de los cuerpos de bomberos. Pareciera que consideraran que tener un organismo de socorro en su pueblo no es de su incumbencia y que a la comunidad se le puede dejar desprotegida. Pareciera que no les interesara la prevención y la gestión del riesgo.
Los alcaldes deben tener claro que la gestión del riesgo es su responsabilidad y que es su obligación hacer los esfuerzos presupuestales necesarios para que los cuerpos de bomberos funcionen y operen en óptimas condiciones.
Ningún alcalde puede atreverse a decir que no ve necesario en su pueblo un organismo de socorro. Y no es solo eso. Los alcaldes también están en la obligación de liderar en sus municipios la identificación de las zonas de alto riesgo a catástrofes naturales y plantear alternativas de intervención física. Todo ello dirigido a evitar futuras pérdidas en vidas humanas y materiales.