Hoy amanece con sus puertas cerradas el Museo creado en homenaje Al maestro Jorge Villamil Cordoves, el más grande compositor de nuestra música. La muy lamentable noticia del cierre del Museo Villamil llega justo cuando se da apertura a la fiesta folclórica nuestra, de la cual fue justamente el hijo de El Cedral uno de sus más grandes impulsores y promotores, alma y nervio de su organización y su elevación a fiesta nacional. Y bien vale decir que lo que cuesta a las arcas oficiales la contratación de orquestas foráneas para deleite popular, es muchísimo más de lo que implicaría sostener el Museo Villamil, pero así estamos y así nos va por la miopía de los líderes y los gobernantes. Pero ante todo de las Secretarías de Cultura, cuyas gestiones dejan mucho que desear mientras invierten grandes sumas de dinero en otros menesteres. Increíble.
Oportunamente la Fundación por la Huilensidad Jorge Villamil Cordovez anunció, advirtió y anticipó que no tenía otra alternativa que cerrarlo indefinidamente; con claridad lo dicen sus directivos: “en una vergonzosa realidad resultado de la indiferencia gubernamental que año a año ha venido despojando a la cultura huilense de recursos y menospreciando los valores autóctonos que enorgullecen al departamento.
Y son razones tan elementales, tan básicas, tan baratas, las que han llevado a poner el candado en las puertas del Museo que nos da pena propia relatarlas para justificar que se haya llegado a este punto: el no arreglo de los daños irreversibles que amenazan al Museo, como consecuencia de la inadecuada impermeabilización de la cubierta de la terraza en donde funciona, bloque cultural del Centro de Convenciones, que causa filtraciones de aguas lluvias sobre las piezas museológicas. No pagarle un solo peso durante casi un año a la directora, dedicada a una tarea tan ingrata como solitaria, y negarse el Departamento a firmar un convenio interadministrativo sobre responsabilidades compartidas en el funcionamiento del Museo que garantice recursos, calidad y continuidad en el servicio, un detalle que hace que el sitio no tenga reconocimiento jurídico y que implica que los funcionarios lo traten como si no existiera.
Tan frágil como la llamarada pasajera o las espumas del río, así está la memoria de nuestra historia. Condenamos al ostracismo y al olvido a lo poco que nos hace grandes; José Eustasio Rivera ni siquiera tiene su tumba en Neiva, La Gaitana no es más que un par de esculturas de bronce que pocos voltean a ver, a Reynaldo Matiz lo asesinaron material y moralmente por adelantarse medio siglo a la modernidad, los pocos deportistas de élite deben ponerse las camisetas de otras ciudades para que se les reconozcan sus méritos, nuestros músicos deben protestar para que los incluyan como “teloneros” de cuanto vallenato, merenguero y reguetonero contratan a precios astronómicos. Vamos camino de ser la tierra del olvido y no la de promisión.
“Condenamos al ostracismo y al olvido a lo poco que nos hace grandes”.
Editorialito
El cierre de la planta de tratamiento de Biorgánicos de Occidente y la crisis ambiental que viene generando es un campanazo de alerta sobre el fenómeno que se viene registrando en el centro y sur del Huila. En mora están las autoridades para ponerle freno.
