Soy de los que piensan que cuando alguien quiere ser un personaje público tiene que cuidar muy bien de su vida privada. Cada quien podrá interpretar eso según su real saber y entender. ¿Nos debe importar la vida privada de los políticos? Nos debe importar cuando ese político, hombre o mujer, utiliza su poder y los recursos públicos para mantener su vida privada.
Por ejemplo, si un político en el ejercicio de su cargo se roba el dinero público para el beneficio suyo y el de su familia, pues claro que nos debe importar. Porque él y su familia deben vivir honradamente como les exigen a los demás ciudadanos. Y nos debe importar de la misma manera, por citar otro ejemplo, cuando ese político, hombre o mujer, utiliza su poder para saciar sus apetitos sexuales. Cabe recordar, y cae como “anillo al dedo”, sin que interese en cuál “anillo” piensen, que cuando el escritor y político Gustavo Álvarez Gardeazábal se lanzó a la Gobernación del Valle del Cauca en 1997, uno de sus contrincantes le criticaba su capacidad de asumir ese cargo por ser homosexual. Y la frase contundente que Gardeazábal soltó fue: “Yo voy a gobernar con la cabeza, no con el culo”. Con esa frase se disparó su candidatura, arrasó en las urnas y “lo coronaron” como gobernador.
Entonces, el límite está bien definido: la vida privada de los políticos no debe mezclarse con la administración de lo público. Por ahí echaron a rodar un video en el que, al parecer, aparece el presidente Petro tomado de la mano con una mujer en las calles de Panamá. Dicen que se trataba de una transexual llamada Linda Yepes, pero ella salió a desmentir eso: que no era ella. Pero es el mismo punto. Si el video es cierto, debería importarnos en el sentido de saber si el presidente está utilizando su poder y los recursos públicos para desarrollar su vida privada; si no es así, pues ya es un problema que él tendrá que resolver con su esposa, su familia, allá en su vida privada.
Sin embargo, reitero lo dicho: “cuando alguien quiere ser un personaje público tiene que cuidar muy bien de su vida privada”. ¿Se violó la intimidad del presidente? No lo creo. Porque nadie se metió a su casa o a un espacio íntimamente privado a tomarle una foto o grabarle un video. No. Él mismo se expuso en la calle, en la vía pública, a que lo vieran. De manera voluntaria, él hizo público algo que debió permanecer en su vida privada.