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La vulnerabilidad de Colombia – Cecilia López Montaño

Después de múltiples expresiones de triunfalismo, Colombia empieza a sentir lo previsible: no estamos totalmente blindados y difícil saber el final.

Después de múltiples expresiones de triunfalismo, Colombia empieza a sentir lo previsible: no estamos totalmente blindados y difícil saber el final. Como parte de Suramérica, durante esta última crisis logramos buenas tasas de crecimiento, reducciones en la tasa de desempleo, bajo déficit fiscal y aún más baja inflación. Abundante disponibilidad de financiamiento externo; demanda interna y sobretodo, altos precios de nuestras exportaciones tradicionales. Más que reducirse la pobreza como afirma el Gobierno, la estrategia de los subsidios condicionados lo que logra es aliviarles la vida sin garantizarles romper el circulo de la pobreza. Además ayuda el cambio en la metodología que reduce significativamente el nivel para ser catalogado como tal. Pero sin duda la mejor apuesta es la iniciación de conversaciones con la guerrilla que cuenta con más del 70% de aprobación nacional.

Pero las vulnerabilidades empiezan a ser tan evidentes que ya no se habla de un crecimiento para el 2012 del 5% sino que sería 4,3%, muy cercana a lo que ha sido la tasa histórica, 4%, con la cual no se ha logrado dejar de ser una vergüenza en términos de concentración de ingresos y sobretodo de tierra. Para el 2013 se habla inclusive de la posibilidad de un crecimiento menor, 3,5%. Pero la mayor vulnerabilidad del país está en su modelo económico y en la forma como se ejerce la política.

No estamos compitiendo en el mundo global porque además de no tener tecnología, ni transformación productiva real, la política social se ha consolidado como la de subsidios a los más pobres.

Pero la mayor vulnerabilidad está en su sistema político porque el panorama que se vislumbra es de estrangulamiento. Con la Unidad Nacional se ha llegado a un nivel de unanimismo absolutamente dramático. Y sinceramente la oposición no tiene posibilidades: seis años más del Presidente Santos que es bipolar: liberal y de la U; ocho años de Germán Vargas Lleras, que es más de lo mismo o peor porque es el más joven de la vieja política, y ocho años de Simón Gaviria con la esperanza de que deje de ser tan simpático, tan clientelista y aprenda por lo menos a leer.  Tiene todos los defectos del papá y ninguna de sus virtudes.

Como si no fuera suficiente, mientras el mundo reconoce el valor de los ciudadanos, de las mujeres y de las minorías, en Colombia el centro de los valores patriarcales, arcaicos y retardatarios es el Congreso de la República, que olímpicamente reelegirá al señor Procurador de la Republica que es la mayor amenaza que tienen hoy las colombianas para poder hacer valer sus derechos como ciudadanas y como mujeres.

Finalmente, el pacto social colombiano más importante que el modelo económico mismo para dejar de ser uno de los países más desiguales del mundo, no tiene visos de cambiar: lejos de debilitarse parece consolidarse día a día, el matrimonio peligrosísimo entre el dinero y la política.  ¿Así queremos lograr la paz?.