Constituyen preocupación las advertencias que ha lanzado la Defensoría del Pueblo en torno a la implementación del acuerdo de paz que firmó el gobierno nacional en 2016 con la entonces guerrilla de las Farc.
Y se trata de preocupaciones válidas que vienen acompañadas de una gran dosis de realidad en regiones como el departamento del Huila, duramente golpeado por años por el ruido de las balas, la laceración del secuestro y el ensordecedor eco de las bombas.
En efecto, retumba la frase del defensor del Pueblo, Carlos Camargo Assis, en la presentación del ‘V Informe de seguimiento a la implementación del Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera’: “A la paz le asignaron recursos importantes para garantizarle su consolidación en el país, pero no hay mayores avances. Nos preocupa la forma como los están destinando”.
La paz total, añadió el Defensor, “lamentablemente está ralentizando el cumplimiento del Acuerdo Final porque, mientras la ejecución dependa de acuerdos con los grupos armados ilegales, no habrá reforma rural, los desplazados verán como una utopía el retorno a sus territorios; además, habrá un retraso con el cumplimiento a cabalidad de la política de restitución de tierras”.
Según el informe defensorial, el acceso a la tierra y su formalización, uno de los componentes más importantes del acuerdo de paz, no podrán ser implementados en debida forma mientras los grupos armados al margen de la ley continúen incitando las ocupaciones ilegales o promoviendo aquellas actividades que sirven como fuentes de economías ilícitas.
Lamentablemente, los huilenses están viendo que la violencia se ha reeditado o reciclado. Todos saben bien de sobra que no puede haber prosperidad o cualquier atisbo de ella en los campos del departamento si hay presencia de grupos ilegalmente armados.
Ya es hora que el gobierno de Gustavo Petro, con suficiente capacidad autocrítica, evalúe los alcances de su ‘Paz total’ y su impacto no sólo en el cumplimiento del acuerdo de paz de 2016 sino en la tranquilidad de los territorios.