Las cifras hablan por sí solas

 

María Consuelo Plazas Serrato

 

Esta semana finalmente aterrizaron en nuestro país las tan anheladas vacunas contra el COVID-19. Si bien esperamos con fervor que las jornadas de vacunación transcurran de manera eficiente y sin contratiempos, en aras de contener la propagación del virus, también lo es que se requiere con carácter perentorio la adopción de medidas encaminadas a lograr una reactivación económica, mediante la cual se mitiguen los niveles de desempleo, una de las problemáticas  de mayor impacto que viene suscitado esta pandemia. Según cifras del DANE, el país perdió a causa del coronavirus cerca de 2,4 millones de puestos de trabajo, lo que se tradujo al cierre de 2020 en niveles alarmantes de desempleo, equivalentes al 15,9% representando un aumento de 5.4 puntos porcentuales frente a 2019.

Cabe anotar que si bien desde el segundo semestre del año pasado se percibe cierto impulso en la dinámica económica, también lo es que el ritmo no ha sido lo suficientemente representativo como para generar una visible recuperación, en la medida que la implementación de restricciones en diversas ciudades del país, aunado a la difícil situación en que se encuentran las empresas de todos los tamaños y sectores, hace cada vez más complejo aspirar a un empleo formal y estable.

Por su parte, en el foro “Covid: Política económica y regulatoria. Presente y futuro”, organizado por la facultad de economía de la Universidad Externado de Colombia, expertos panelistas señalaron que lejos de pensar en una “recuperación”, el Estado colombiano debería propender por lograr una “reconstrucción” del aparato productivo del país que permita estabilizar de manera efectiva su desarrollo.

Así mismo destacaron que antes del surgimiento de la pandemia, ya se registraban fallas graves en la economía que se exacerbaron con ocasión de la actual coyuntura. Finalmente coincidieron en la necesidad e importancia de una reforma tributaria estructural, tendiente a  la recuperación económica pos-pandemia. No obstante, todas son medidas que requieren ser analizadas con el mayor detenimiento.

Entre tanto es imperioso que el Estado colombiano promueva acciones urgentes dirigidas a la creación de fuentes de trabajo que cobijen a hombres y mujeres, pero fundamentalmente a jóvenes, toda vez que el actual panorama es perceptiblemente desalentador, pues las estadísticas no mienten, ya que las cifras hablan por sí solas. Ese debe ser, verdaderamente, el primer paso para alcanzar una efectiva reconstrucción socioeconómica.

 

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