Las delicias de la tía Delia

El famoso arroz de leche que vendían en la desaparecida Plaza de Mercado de Neiva todavía deambula por las calles de la ciudad. El delicioso arroz representó al Huila en la Feria de las Colonias realizada en Bogotá, una de las vitrinas gastronómicas más famosas del país. El famoso arroz de leche que vendían en la desaparecida Plaza de Mercado de Neiva todavía deambula por las calles de la ciudad. El delicioso arroz representó al Huila en la Feria de las Colonias realizada en Bogotá, una de las vitrinas gastronómicas más famosas del país. FERNANDO POLO C. LA NACIÓN, NEIVA Los neivanos de antaño que alcanzaron a comprar en la Plaza de Mercado de Neiva, que fue destruida en diciembre de 1997 para dar paso a lo que hoy es la Plaza Cívica, recuerdan la variedad de viandas con las que se podían deleitar antes de iniciar el recorrido por los diferentes puestos para llenar el canasto con los frescos alimentos que allí llegaban. La lista de las delicias era bastante amplia, dependiendo del presupuesto, usted podía escoger desde gelatinas de pata de res, hasta un delicioso plato de arroz de leche servido con tiritas de quesillo fresco. La plaza de mercado como todos saben se acabó, y las personas que devengaban su sustento y el de su familia de estos pequeños negocios familiares tuvieron que salir a buscar una nueva opción para poder sobrevivir. Una de las afectadas con esta decisión fue doña Delia de Ramos, quien por varias décadas encantó a los neivanos con la fórmula del arroz de de leche. Su puesto estaba ubicado en el costado occidental de la plaza, a pocos metros de la puerta de entrada por la Carrera Segunda. Allí llegaba todos los días de madrugada, con sus ollas llenas y todavía tibias, comenta Diana Moreno Murcia, esposa de Guillermo Rubio, un sobrino de doña Delia. “Ella vivió siempre aquí en Los Mártires, era muy conocida y apreciada por todos. Guillermo, el que es hoy mi esposo, fue uno de sus sobrinos favoritos, él le ayuda en la galería cuando tenía tiempo. Después que tumbaron la galería, ella siguió con el negocio pero más pequeño, sólo hacía por encargo. Las ollas grandes y la estufa industrial le tocó arrumarlas en la casa”. “Así pasaron casi dos años, le fue mermando a la frecuencia con que hacia el arroz porque se sentía cansada y se quejaba de muchos dolores, entonces perdió muchos clientes y no le gustaba hacer poca cantidad, porque la estufa era industrial y no valía la pena la calentada”. Desempleado “Por esos días Guillermo se quedó sin trabajo, transcurrieron varios meses y no le salía nada qué hacer. Un día me dijo que por qué no le proponíamos a la tía Delia que hiciera arroz de leche y nosotros se lo ayudamos a vender, a mí me gustó la idea y ese mismo día por la noche fuimos a proponerle el negocio. Ella aceptó encantada y me dio una larga lista de clientes que trabajaban en la Gobernación, la Alcaldía, bancos y diferentes empresas para que los visitara”. “Así fue como revivimos el negocio. ‘Dígales que es el arroz de leche de doña Delia, para que le compren’, me recomendó el primer día que salí a vender. Y efectivamente nos fue muy bien, la gente nos compraba para comer en la oficina y para llevar a la casa”. “A la segunda semana de estar trabajando, la tía Delia me dijo que madrugara para que le ayudara a hacer el arroz, así fue como seguí llegando a las cuatro de mañana a la casa de ella. Las dos solitas a esa hora iniciábamos la actividad. Me contaba historias y anécdotas que había vivido en la galería, ella recordaba eso con mucha nostalgia. Ya llevaba una semana madrugando, fue cuando me dijo que por el interés que habíamos demostrado en el negocio, lo mejor era que aprendiera bien cómo se hacía el arroz de leche para que cogiéramos el negocio para nosotros”, narra Diana, la afortunada heredera de la receta del arroz con leche de la tía Delia. El negocio revivió, a doña Delia le volvió el entusiasmo, tanto que le prometió a Diana enseñarle también la receta del arequipe. El producto tuvo tanta acogida que los llamaron para participar en la Feria de las Colonias en el año 2005 en Bogotá. Pero por circunstancias del destino, la tía Delia no alcanzó a disfrutar esos triunfos. “Cuando apenas llevábamos como dos meses de trabajar juntas, la tía se enfermó. Duró ocho días grave y luego falleció, no alcanzó a ver su famoso arroz de leche en una de las vitrinas gastronómicas más grandes del país como es la Feria de las Colonias que se realiza en Bogotá”. El arroz en la feria “A esa feria nos invitó el gobernador de la época que era Rodrigo Villalba Mosquera, él y su familia eran clientes nuestros en la Gobernación. Nos contactó y nos dijo que quería que representáramos al Huila en ese evento. Allá nos fue muy bien, porque en Bogotá vive mucha gente de Neiva que ya conocían el arroz, lo habían probado en la galería. Eso causó sensación, nos preguntaban por doña Delia y nos pedían la dirección de la fábrica. En San Pedro ubicamos un punto de venta en alguno de los lugares de afluencia de público, y hay clientes que vienen desde Bogotá y nos buscan para comprar el producto, eso se volvió como un símbolo de aquí de Neiva”, comenta Diana -mientras pone un toque de canela molida en cada una de las porciones de arroz, que luego de un reposo de 15 minutos, estará listo para degustar. Diana y Guillermo todavía viven en el barrio Los Mártires, cerca a la casa que dejó la tía Delia. Allí comparten los oficios del hogar, incluidos los de la microempresa del arroz con leche con sus dos hijos, Guillermo Ariel y León. Hasta ahora el negocio les ha dado para sostenerse y vivir dignamente, pero lo que nunca imaginaron fue que los problemas de orden público que vive la ciudad fuera a poner en riesgo la continuidad del negocio. “Nosotros leemos y vemos en las noticias que pasan cosas, que cada nada explotan granadas, pero como el negocio nuestro es tan pequeño, uno cree que no lo pueden afectar. Pero resulta que ahora por tanta inseguridad encerraron en vallas la Gobernación y la Alcaldía y no nos dejan entrar con el arroz, dicen que es por seguridad. En las empresas grandes también está pasando lo mismo” Sin entrada “Esto nos afecta mucho porque la mayoría de mis clientes están en esos sitios y sino puedo entrar estaría perdiendo más del 80 por ciento de los clientes. Este es un producto que no se puede guardar, se consume fresco, ese es uno de los secretos, yo madrugo todos los días a las cuatro de la mañana a hacerlo para venderlo en el transcurso de la mañana”, aclara. Con la esperanza de que algún día mejore la seguridad en Neiva y poder volver a ingresar a las oficinas de los palacios gubernamentales, donde todos los días buscan medidas para reducir el desempleo y aprueban proyectos con la ilusión de sacar a los neivanos de la pobreza, Diana sigue recorriendo las calles de de la ciudad, apostada en las esquinas esperando la salida de los funcionarios para ofrecerles el arroz de leche. Y rezando para que la inseguridad que ha acabado con tantos sueños y cosas lindas en Neiva, no vaya a acabar también con la tradición de poder seguir saboreando las delicias de la tía Delia. FOTO 1 Diana Murcia heredó la receta del arroz de leche de la tía Delia. FOTO 2 La labor inicia a las 4:00 a.m., porque el arroz hay que venderlo el mismo día que se prepara. FOTO 3 El arroz de leche se degusta acompañado de quesillo fresco. FOTO 4 Diana Murcia y Guillermo Rubio fueron invitados a la Quinta Feria de las Colonias en Bogotá, allí cautivaron a los visitantes con el arroz de leche.

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