Critón es un diálogo escrito por Platón en el que se reflexiona sobre el sentido de la Ley. Tres días antes de que se cumpla la condena que ha decretado el Magistrado Supremo en contra de Sócrates por el delito de corruptor de los jóvenes, este es visitado en la celda por su amigo Critón quien intenta ofrecer todo tipo de medios para salvarle la vida y huir de Atenas. Critón tiene miedo de quedarse sin su amigo y de que su reputación quede en entredicho por la mayoría al considerar que, aún teniendo los medios para auxiliar al filósofo, no lo hiciera. Sócrates le responde con un discurso en el que defiende la Ley a pesar de que su condena, aparentemente, sea injusta.
Sobre la base de que no solo importa vivir, sino vivir bien, honrada y justamente y de que una injusticia no se puede responder igual, Sócrates desarrolla un discurso imaginando lo que le dirían las leyes si él tuviera la intención de escapar. Las leyes le expondrían que gracias a ellas y a la ciudad pudo nacer, crecer, educarse y convertirse en ciudadano. El filósofo ha estado de acuerdo con las leyes, las conoce, las acepta y nunca ha resuelto marcharse a vivir a otra ciudad. Además, siempre ha estado abierta la opción de persuadirlas o proponer durante el proceso la posibilidad del destierro para poder emigrar con el consentimiento de la ciudad, lo cual iría en contra de sus palabras que decían: prefiero la muerte al destierro. Al destruir las leyes se violarían todos los acuerdos que durante setenta años el pensador había reconocido como buenos; la acción conllevaría un gran ridículo y al lugar donde arribara sería reconocido como enemigo del sistema político. Al violar las normas, el ateniense sería condenado por las personas y no por las leyes. Sus conciudadanos, sus amigos, la patria y las leyes se enojarían; en el Hades tampoco lo recibirían de buena manera. Estos argumentos persuadieron a Critón y terminó aceptando que era injusto e impertinente la fuga de Sócrates en ese momento.
El diálogo también enseña que la Ley no existe para favorecer los intereses personales, sino para hacer del mundo un lugar más justo y libre. Si bien es verdad que acudir a los mecanismos legales cuando hay una violación a los derechos es importante, conozco casos en los que se asiste a los procedimientos judiciales para buscar un favor personal que nada tiene que ver con el sistema democrático y normativo en el que habitamos. Critón temía quedarse sin su amigo y perder su reputación ante la mayoría, un interés personal; por el contrario, Sócrates actuó en coherencia con la Ley y la justicia.