Hay un hecho preocupante y lamentable, la extrema derecha le ganó la calle a la extrema izquierda. Vivir para ver; la oposición al gobierno convocó unas marchas contra las reformas que hacen curso en el congreso y su asistencia fue nutrida, mucho mayor que las citadas recientemente por el presidente con el respaldo de sindicatos.
Le ganaron la calle a quien es experto en movilizaciones masivas. Lo incomprensible del asunto es que tal situación no provocó ninguna reflexión de su parte o de sus obsecuentes seguidores, al contrario, sacaron el repertorio de excusas y justificaciones; continúan viviendo un delirio, convencidos que quienes los cuestionan son simplemente enemigos de un cambio que no se ve por ningún lado.
Son los resultados de esa extrema izquierda que no acepta nada diferente a su dogma, a quien le incomoda la empresa privada y sus utilidades, que considera que van a salvar del mundo dejando de extraer petróleo. Lo paradójico es que ese tipo de invitaciones se las ganó la extrema derecha, que propone exactamente lo contrario.
Les ganaron la calle y no se dieron cuenta, la cabeza del presidente sigue orbitando las estrellas, su corazón alberga una serie de buenas intenciones, irrealizables en su mayoría y se niega a poner los pies en la tierra. Ya año y medio de un gobierno que prometió de todo y no muestra nada.
Sus fieros seguidores no lo contradicen; también es cierto que es muy difícil que escuche, están en un círculo vicioso, dan vueltas en un torbellino de ideas deshilvanadas y nunca se prepararon para gobernar, creían que manejar el Estado era facilísimo. Son ineptos, incapaces de negociar y su único mecanismo de defensa ante tales carencias es insultar a quienes se atreven a contradecirlos.
Pueden decir lo que quieran, pero su lugar natural, la calle, es un espacio que hoy ocupa la extrema derecha, que ante el desastre del gobierno, quien lo creyera, es vista como una opción válida frente a la incapacidad de la extrema izquierda de dar solución a los agobiantes problemas de este país.
Comenzaron a hablar del 2026, como si sus resultados dieran para sostener el poder. No han entendido que son gobierno y que permanecer en este, solo es posible procurando buenos resultados, que están muy lejos de mostrar. Les ganaron la calle y están pavimentando el camino para que la extrema derecha vuelva a gobernar, finalmente los dos extremos viven de los malos resultados del otro, y cada uno, a su manera, saben cómo hacerlo, para desgracia de este país que tampoco muestra ninguna reacción.