La Nación
COLUMNISTAS

Licencia de maternidad un derecho al goce de la familia

Las mujeres trabajadoras de nuestro país debemos celebrar que el Congreso de la República esté poniendo orden a las desigualdades sociales y esté reivindicando los derechos de las mujeres en todos los órdenes. La bancada de mujeres del Congreso de Colombia ha insistido en la necesidad que se generen acciones positivas a favor de quienes están en condición de debilidad o en situación de vulnerabilidad, sujetos de especial protección como lo son las niñas, los niños, las personas de la tercera edad y las mujeres en estado de gestación, entre otros.

Las leyes colombianas  establecen medidas especiales de protección a la mujer, pero pese a ello no se aplican por diversas circunstancias. La Constitución brinda especial protección a las mujeres que gozan el privilegio de experimentar una de las etapas más hermosas de la vida: la maternidad. El artículo 43 de la Constitución Política sitúa a la mujer, durante el embarazo y después del parto, de una especial protección por parte del Estado la cual si estuviere desempleada o desamparada debe otorgársele un subsidio alimentario.

El derecho al reconocimiento y pago del descanso por maternidad o licencia de maternidad, está consagrado en el artículo 236 del Código Sustantivo del Trabajo, así como en el artículo 207 de la ley 100 de 1993, donde se dispone que toda trabajadora en estado de embarazo tiene derecho a catorce (14) semanas de licencia remunerada con el salario que esté devengando al entrar a disfrutar del descanso.

Sin embargo, la Organización Internacional del Trabajo estableció en el Convenio 103 de 1952, prolongar la licencia de maternidad a 18 semanas, evidenciando un atraso de 58 años en nuestro país en esta materia. Según la OIT, en la actualidad 119 países dan cumplimiento a la licencia mínima de 12 semanas; de éstos, 62 otorgan licencias de una duración de 14 semanas o superior.

El Congreso colombiano avanza en un hecho revolucionario y es pasar de 14 a 18 semanas, dando cumplimiento a los estándares internacionales y produciendo de esa manera que en la primera etapa de la vida un recién nacido pueda  adelantar su proceso de formación al lado de su madre  contando con todas las condiciones para ello.

Nos falta dar un último paso, en la plenaria del Senado de la República, donde sabemos existe la voluntad expresa de las mayorías de empujar esta iniciativa y convertirla en realidad, produciendo así un gran beneficio para las mujeres y madres colombianas, para los recién nacidos y para el núcleo familiar que podrá aprovechar este espacio para fortalecer la relación, compartir como grupo humano y disfrutar de la bendición que significa traer un hijo al mundo.
Floraperdomo1@hotmail.com