Al hablar de liderazgo y la ausencia de este en nuestra región, es importante advertir que este se construye, y esa construcción depende de cada uno, no de los demás. Depende de las decisiones que se tomen, junto a la disciplina, constancia y capacidad de aprender, que se tenga. Quien cree que se las sabe todas, deja de lado la humildad y se enceguece por el ego, por eso vemos tanto político o líder desconectado de la realidad y de lo que la gente en realidad espera de ellos.
Daniel Goleman psicólogo, periodista y escritor del libro ‘inteligencia emocional’, habla de seis clases de liderazgo: el coercitivo, el orientativo, el afiliativo, el democrático, el estilo ejemplar y el estilo formativo. Y todos son importantes. Sin embargo, en nuestro país, la percepción de corrupción, la desconexión de políticos con ciudadanos, y el escepticismo general, invita a buscar nuevas formas de liderazgo.
Creo, que el liderazgo situacional del que hablaron Paul Hersey y Kenneth Blanchard en los 70 es buena alternativa al momento de repensar el rumbo de nuestro país, bajo criterios de confianza y credibilidad. Este liderazgo invita a que el líder mire su contexto y las necesidades de los ciudadanos para adaptarse a los que se requiere. Esta flexibilidad, invita a generar un liderazgo diferente y que conecte. Es decir, invita a utilizar una gran herramienta: la empatía, y una acción: la escucha. Dos grandes ausentes en el entorno político.
Blanchard, explica que un líder debe saber diagnosticar las situaciones y elegir el estilo más adecuado, dependiendo de quienes sean sus seguidores y del contexto. Esta flexibilidad es clave. Un político que entiende este liderazgo y lo incorpora, ajusta su mensaje y su comunicación al momento y el público que le escucha. Esta capacidad de escucha activa y adaptación situacional es crucial para reducir la distancia entre el político y el votante. Incorporarla y aprender de este liderazgo debe servir para conectar, no para manipular.
Desafortunadamente muchos de nuestros dirigentes, cuando utilizan este estilo de liderazgo terminan manipulando, engañando y utilizándolo, solo para ganar elecciones, razón por la que cada día, los políticos están más distantes de los ciudadanos. No entienden su verdadera fortaleza que se soporta en la coherencia y congruencia de sus acciones.
En el Huila necesitamos nuevos lideres, que entiendan las ventajas de El liderazgo situacional y las utilicen para recuperar la confianza y regresar a la ciudadanía la certidumbre perdida por tanta mentira y corrupción.