Con piedras, ladrillos, escombros y hasta palos de escoba, la comunidad del barrio San Pedro de Neiva intenta tapar los huecos de ese sector. Han tenido que improvisar medidas de precaución para que las personas que transitan por el lugar no sean víctimas de los peligrosos agujeros.
Armando Barrios
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El barrio San Pedro, ubicado en la carrera Segunda A, en el centro de Neiva, está a unos centímetros de perder una de sus entradas por culpa de un enorme hueco que ocupa todo el ancho de la calle, dejando un espacio muy pequeño en donde solo pueden pasar motos o bicicletas.
El hueco en cuestión
El hueco se formó, según cuentan habitantes y trabajadores del sector, por causa de una tubería de aguas limpias que se rompió, lo que ocasionó un hundimiento del área e inundación. Sin embargo, esta tubería fue sanada por parte de la empresa de aguas, pero dejaron una zanja profunda en la parte del arreglo que realizaron, la cual empeoró aún más la situación del agujero, tal como lo narra Alonso Vásquez: “Ese hueco se originó porque estaba un tubo del agua limpias roto, más la lloviznas, los carros llegaban y se enterraban ahí”.
Dentro del enorme hueco se puede encontrar basura que ha caído ahí, ya sea traída por el viento o arrojada de manera descuidada por transeúntes, piedras de distintos tamaños e incluso vidrios rotos de botellas que han quebrado dentro o cerca del hueco. Convirtiendo este hoyo (o cráter), en un peligro latente.
Para evitar incidentes como ha sucedido en veces anteriores, donde vehículos se han quedado atorados en el hueco, la comunidad de manera artesanal, ha decidido enterrar dos palos en cada extremo del hueco para atravesar una cinta amarilla de advertencia y así evitar que otras personas sean víctimas de dicho agujero.
Sin embargo, el hueco, además de ser un mal permanente, ha ocasionado que los comerciantes que se encuentren allí, tengan pérdidas en sus ventas, “a mí me ha perjudicado en mi trabajo, no hay cómo trabajar, o sea no pasan carros, uno es mecánico, vende repuestos. Llevo un mes sufriendo por ese hueco”, comenta a LA NACIÓN, Julio César Amaya.
El hueco también ha afectado a los negocios, porque los locales se llenan de mucho polvo, esto por causa de que la calle pareciera más una carretera destapada, llena de arena y piedras, Alonso lo resume de esta manera “La verdad es un polvazal muy extravagante”.
Al caminar un poco más, por el mismo sector, se puede encontrar otros tres huecos, uno de estos está lleno de restos de cemento que han arrojado para tapar o almenos intentar, tapar el hueco.
LA NACIÓN oye a la gente
Julio César Amaya, administrador del local Amortiguación y Suspensiones
“Miren cómo dejaron eso ahí, se han ido (caído) carros, ahí toco hacer eso, tapar ahí nosotros mismo, porque eso no hubo de otra. La primera vez vinieron, abrieron y dejaron el hueco, pasó un carro y volvió y rompió el tubo, volvieron a arreglar y quedó el hueco y nos ha perjudicado hartísimo. A mí me ha perjudicado en mi trabajo, no hay cómo trabajar, o sea no pasan carros, uno es mecánico, vende repuestos. Llevo un mes sufriendo por ese hueco. Vienen y miran, ‘que sí, que van a solucionar’ pero no vuelven’ y lo único que uno escucha en las noticias es que no hay presupuesto para eso”.
Alonso Vásquez Velásquez, Administrador local Comercializadora Alfa
“En verdad nos está molestando ese hueco ahí. La verdad es un polvazal muy extravagante. No pueden pasar los vehículos, la gente va pasar también con los vehículos y no pueden pasar, por la cuestión de la situación del hueco que se ha hecho, aquí en la calle Segunda A.” Ese hueco se originó porque estaba un tubo del agua limpias roto, más la lloviznas, los carros llegaban y se enterraban ahí. Tocó colocar esa cinta para que vieran”
