A las 2:40 de la tarde del 27 de septiembre de 1987, el cerro Pan de Azúcar se desplomó en una avalancha devastadora. Más de 20.000 metros cúbicos de tierra arrasaron el asentamiento Villatina, en Medellín. Alrededor de 500 personas perdieron la vida y más de 1.000 quedaron damnificadas en uno de los desastres urbanos más desgarradores en la historia de Colombia.
Con el inicio de la intensa temporada de lluvias en todo el país, se activan las alarmas y, con ellas, el riesgo de desastres en el territorio nacional. Según la UNGRD, durante el año 2024 se han registrado 8.396 eventos climáticos que han afectado a cerca de 2 millones de personas.
Por estas razones, el presidente, Gustavo Petro, tomó la decisión de declarar la existencia de situación de desastre en todo el país.
Existen numerosos riesgos asociados con las temporadas de lluvia. Sin embargo, de acuerdo con la cita histórica utilizada al inicio de este artículo, me centraré en la amenaza que representan los movimientos de remoción en masa, comúnmente conocidos como derrumbes.
Actualmente Neiva enfrenta una situación alarmante debido a la existencia de más de 110 asentamientos informales dentro de su territorio. Se estima que alrededor de 50.000 personas residen en estas áreas, y el 70% de ellas requiere una reubicación urgente, debido a las condiciones de alto riesgo en las que habitan. Realmente es una bomba de tiempo.
Lamentablemente, los habitantes de estos asentamientos viven atrapados en una pesadilla, pues el Municipio carece de los recursos para implementar una política de riesgo y de reubicación efectiva, lo cual deja a estas personas expuestas a la amenaza diaria de perderlo todo, incluso la vida.
Lo más indignante de esta situación es que detrás de muchos de estos asentamientos están políticos que, aprovechándose de la ausencia de un POT rígido y de la vulnerabilidad de la población, se enriquecen o se hacen elegir pasando por el Concejo de la ciudad e incluso por la Alcaldía de Neiva. No es un secreto para nadie que existen proyectos de vivienda incumplidos, como también venta ficticia e ilegal de terrenos en diversas áreas de la ciudad.
Dios libre a Neiva de un episodio similar al de Medellín. Por ello, la administración municipal debe fortalecer los controles en este sentido y desarrollar alternativas inmediatas que, junto a la CAM y el sector privado de la construcción, impulsen acciones de mitigación del riesgo y renovación urbana en estas zonas de la ciudad.
Segundilla: Sin perjuicio de la capacidad financiera del Municipio, pregunto: ¿Es el momento adecuado para endeudarnos?