La Nación
Lo difícil de negociar la paz 1 7 octubre, 2024
COLUMNISTAS

Lo difícil de negociar la paz

Siempre he estado de acuerdo con los procesos de paz, al fin y al cabo, resulta menos costoso en todos los aspectos lograr un acuerdo que mantener una guerra. Pero son diversos aspectos los que hacen que un proceso de negociación sea exitoso, y se logren resultados duraderos; un acuerdo con seriedad y compromiso que lleve a un objetivo claro como lo es la terminación definitiva del conflicto.

La primera característica que debe tener es la voluntad de negociar, que no basta solamente con mencionarla, pues deben existir actos que permitan demostrar que dicha voluntad es real, como el desescalamiento de las agresiones, la renuncia al secuestro y el hecho de alejar a la población civil de sus actos violentos.

En segundo lugar, debe existir un punto final en el tiempo, un momento en donde las partes acogen lo acordado y dan por terminada la lucha que dicen representar. Desde un inicio se debe tener claro que el alargue innecesario de una negociación, sin mostrar avances en el mismo, atenta contra el éxito del proceso que se adelanta, quitándole credibilidad y finalmente agotando toda intención de lograr un acuerdo.

Como la génesis de los conflictos que vive Colombia es tan diversa, no existe una sola fórmula para lograr y avanzar en las negociaciones con los diferentes actores generadores de violencia. El logro de la paz depende del enfoque que se le dé, según el origen de su lucha. Por eso no ha sido posible el avance de las negociaciones con el ELN. A diferencia de lo logrado con las FARC, esta organización centra su lucha en un cambio del modelo económico para el país, resultando casi imposible de cumplir debido al modelo actual que mantenemos.

Para cada uno de los grupos armados existentes, como el Clan del Golfo, las disidencias de las FARC de Mordisco, las de Calarcá y las de Iván Márquez existen unas condiciones especiales que deben ser tenidas en cuenta. No hay una sola fórmula exacta para meterlos a todos en un solo costal. Realidades territoriales, presencia de economías ilegales y modos de lucha y financiación, así como sus propias ideologías, dificultan esa tarea.

Colombia es un país que vive una profunda conflictividad, que sumada con la pobreza que existe especialmente en las zonas apartadas y olvidadas, la crisis de valores que se tiene al interior de la sociedad, la ausencia y la incapacidad del Estado de ejercer control territorial, y el poder del dinero producto de economías como el narcotráfico y la minería ilegal, hacen que sea casi imposible lograr un acuerdo con los grupos armados que controlan estos territorios. Allí donde solo reina la ley del más fuerte, ese que posee el poder de las armas y el dinero mal habido que todo lo corrompe, alcanzar la paz es un tema complejo.

Por eso es que mientras se mantengan estas realidades, fracasaremos una y otra vez en los procesos que se adelanten, tal como estamos viviendo hoy en día con la actual política de Paz Total del presidente Petro, esa que solo ha servido para que estos grupos ilegales se fortalezcan y amplíen su poder sobre el territorio. Algo se debe cambiar para poder lograr mejores resultados, eso sí está claro, porque de seguir así no llegaremos a ningún lado.