El joven Luigi Mangione se volvió noticia mundial por haber asesinado a Brian Thompson, el director ejecutivo de United Healthcare, una de las poderosas aseguradoras de salud de los Estados Unidos que se enriquecen con la política de “Previa autorización”; significa, que esas aseguradoras pueden revisar los tratamientos ordenados por los médicos para decidir si los pagan o los niegan. Y esta política ha generado todo un malestar de los ciudadanos de todo nivel en los Estados Unidos. Porque este joven pertenecía a una familia adinerada, tenía incluso una preparación académica notable y con excelentes resultados
¿Qué lo llevó a asesinar a aquel ejecutivo? Pues que este joven, al parecer, era también víctima de ese sistema de salud deshumano, déspota, con el objetivo de ganar muchísimo dinero, así sea negando el cuidado de la salud de sus “pacientes”. Confirmando que este joven tenía una gran frustración y rabia contra ese sistema de salud, le encontraron un manifiesto, escrito a mano, que decía, entre otras cosas, “Los Estados Unidos tienen el sistema de salud más caro del mundo, pero estamos aproximadamente en el puesto #42 en esperanza de vida. United es la (indescifrable) empresa más grande de los EE. UU por capitalización de mercado, solo detrás de Apple, Google y Walmart. Ha crecido y crecido, pero, ¿y nuestra esperanza de vida?” Está claro. Cuando un sistema se vuelve deshumano, violador de los derechos que debe proteger y su interés es solo generar riqueza privada, por encima incluso de la vida de la misma gente, crea a sus propios asesinos. Luigi Mangione no se convirtió en asesino porque sí o por ganar fama. No.
Este es un asesino que el mismo sistema parió; que lo fue amamanto en cada acto deshumano que hacía; que le fue arraigando ese resentimiento contra el mismo sistema… Hasta que estuvo listo para matar. Para algunos, Luigi Mangione es un héroe que fue capaz, simbólicamente, de asesinar al sistema. Para otros, es solo un asesino. Pero el sistema es tan grande y poderoso que no le importa sacrificar a uno de sus peones, pues vendrá otro en su reemplazo.
Hay algo claro: en cada Estado, en cada sociedad, donde la injusticia comienza a prevalecer, se comienza a criar, a alimentar, a formar a su propio asesino. Y este, el asesino, puede venir de cualquier parte, de cualquier estrato social. Solo hace falta una motivación, una razón para que salga a hacer “justicia”. Y las motivaciones, las razones, están ahí, saltan a la vista.