La guerrilla del Eln viene recrudeciendo sus acciones violentas en todo el país, un hecho que no puede pasar desapercibido ante los ojos de los colombianos.
El fin de semana pasado, fueron asesinados cinco militares y seis más quedaron heridos tras el ataque con explosivos y ráfagas de fusil perpetrado en la vereda Juju, zona rural de Arauquita, Arauca.
Las víctimas fatales fueron el sargento segundo Luis Durango Mazo, quien era casado y padre de una pequeña de siete años. Era oriundo de Ituango, Antioquia, y tenía más de 14 años de servicio. Y cuatro soldados profesionales: Julián Adolfo Torres Loaiza, oriundo de Bugalagrande, Valle del Cauca, que llevaba siete años en el Ejército; Kevin Enrique Sibaja Lambertino, nacido en Montería; y Jeferson Gamboa Robledo, nacido en Buenaventura, quienes llevaban cuatro años de servicio. Y Kebinson Alberto Campo Flórez, originario del Tolima, con más de 10 años de servicio.
El fin de semana también, el Eln activó una carga explosiva contra las tropas del Grupo de Caballería Mecanizado N.° 18 General Gabriel Reveiz Pizarro, que se encontraban realizando operaciones de control territorial en área urbana del municipio de Saravena, Arauca. El ataque causó heridas al soldado profesional José David Rojas Meza, quien falleció en el hospital de Saravena. El uniformado era oriundo de Curumaní, departamento del Cesar y llevaba seis años y siete meses al servicio de la Institución.
A estos delicados hechos se suma el secuestro por parte del Eln del sargento segundo Fabián Andrés Espitia Calderón y el soldado profesional Elvis Andrés Flórez Taborda, orgánicos del Batallón de Ingenieros N.°18 General Rafael Navas Pardo. El plagio de los uniformados se registró en Tame, Arauca.
Claramente, el país está ante una escalada violenta del Eln que merece el repudio de toda la sociedad. Los colombianos no pueden permitir que un grupo guerrillero los someta al régimen del miedo y el terror.
Los ataques del Eln no son contra una institución sino contra todo el país.