Jeniffer Tatiana Rivera es una comunicadora social y periodista que se sintió vulnerada cuando al momento de ejercer su derecho al voto, no recibió todos los tarjetones en braille. El episodio ocurrió el domingo pasado en un puesto de votación de Neiva.
No hay nada más chévere que la democracia transparente, que cada quien pueda elegir a su candidato preferido y lo haga sin contratiempos, el problema es que no siempre pasa así. Las elecciones para la
joven periodista siempre se han visto empañadas por alguna situación en especial, menciona que usualmente la hacen esperar demasiado porque los tarjetones en braille, para las personas con discapacidad visual, son ubicados muy lejos de las mesas de votación. Lo anterior, no solo dificulta
el proceso de votar, sino que además es “humillante” como precisa la periodista.
El día domingo pasado, en plena fiesta electoral, Jeniffer Tatiana Rivera decidió, cómo en las anteriores
elecciones, ejercer su derecho al voto, por lo que se dirigió a su puesto de votación ubicado en la Institución
Educativa Promoción Social de la capital huilense.
Debido a la alta afluencia de votantes, la periodista decidió ir a sufragar junto a su mamá. Desde que llegaron al punto de votación, Jeniffer constata que no notó ningún trato diferencial por su condición, sino que porel contrario, no recibió ayuda ni para ubicar la mesa.
Ya en la mesa de votación, la joven entregó su documento de identificación y solicitó los tarjetones en braille, mecanismo usado para que las personas con limitación visual puedan votar sin ayuda. Al solicitarlo, le manifestaron que no estaban los tarjetones en la mesa y que esperara. La espera fue de más de 30
minutos.
El tarjetón no estaba
“Lo que no me pareció, es llegar, tener que esperar más de media hora hasta que me los entregaran y encontrarme con la sorpresa de que el tarjetón de la Alcaldía, no estaba”, sostiene Jeniffer con mucha indignación.
Aunque la joven manifestó la necesidad del tarjetón y el inconformismo por solo recibir cuatro de los cinco tarjetones, lo cierto es que las autoridades presentes en el puesto de votación, no hicieron nada más que ofrecerle un tarjetón normal, es decir impreso.
Gracias a que la comunicadora fue junto a su mamá, una persona que es de confianza, ella pudo ejercer su
voto. Pero la periodista, en diálogo con LA NACIÓN, manifestó su tristeza al mencionar que “si no hubiese ido con mi mamá, para confiar en que sí votó por quien quería, ¿cómo hubiese estado segura de que un tercero si habría marcado el tarjetón por mi candidato?”.
LA NACIÓN intentó contactarse con la Registraduría, pero debido a la congestión propia al día posterior a
las elecciones, sólo se logró conocer que se adelantan las indagaciones pertinentes al caso y se dispondrá de un equipo para evaluar la situación y confrontar la versión de la comunicadora con el delegado para ese puesto de votación, por parte de la institución.
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