CARLOS ANDRÉS PÉREZ TRUJILLO/LN
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En julio de este año, luego de las vacaciones, los estudiantes de Santa Rita no pudieron estudiar porque la administración de Aipe no había pagado los arriendos de los locales, donde los estudiantes asisten a clases.
Este no fue el único incumplimiento, cuenta la profesora Alba Avilés Gutiérrez, quien recuerda que en tres oportunidades esto ha ocurrido debido a que los propietarios de los locales los cierran ante el no pago por parte del municipio.
Son 18 inmuebles (incluyendo una casa) que han sido arrendados para que los estudiantes vean las clases; incluso, hay bodegas y una caseta comunal que alberga a los más de 300 niños de la institución.
“El responsable de la planta física de la institución es la Alcaldía, es decir, ellos deben pagar el arrendamiento de los diferentes locales donde estamos. Resulta que a veces se dice que no se hacen los contratos a tiempo o que la parte jurídica no saben qué figura hacer para pagar los arriendos. Entonces los perjudicados son los estudiantes y muchos propietarios de esos locales decidieron cerrarlos”, afirmó la profesora Elvira Echavez de este colegio.
Los pagos de los arriendos
La administración municipal, en una comunicación oficial advirtió que mensualmente paga de arriendo $4 015 833, lo que significa que cada improvisado local-salón le sale por $223.101, y anualmente significa $72 383 000; lo que en siete años se podría aproximar a $506 681 000 (en algunos meses no se paga arriendo). Es decir, se habría gastado en arriendos cerca del 30% de lo que se ha invertido en la construcción del megacolegio que hoy está abandonado ($1727 318 299).
Si se compaña el tamaño de estos salones o bodegas con otros el valor máximo podría llegar a los $150.000 mensual, cuanta la comunidad. Es más, una habitación el costo promedio es $80.000.
Este valor, en una vereda y en las condiciones en que están los estudiantes muchos dicen que no se justifican. “Los locales no tienen baños, en el salón comunal hay como cinco salones y un solo baño para todos”, recalca la profesora Alba.
Muchos de estos niños corren riesgo a la orilla de la vía, debido a que las bodegas quedan a un lado de la vía por donde pasan buses tipo escalera, y todos los vehículos o animales. “Esto representa un riesgo inminente para nosotros los profesores que debemos velar por el cuidado de los estudiantes”.
Los constantes incumplimientos
En 2010 la administración de Aipe ‘embombó’ a la comunidad educativa con la creación de un megacolegio que en principio se había proyectado, según el estudio previo por el valor de $3456 581 359, sin embargo, solo se invirtieron $1727 318 299.
Este trabajo obedeció a un megaproyecto estimado en $4340 397 666, donde se pretendía hacer seis obras que incumplió el contratista que debía ejecutarlas: la Fundación para el Buen Gobierno.
Antes la comunidad educativa gozaba de unas instalaciones, que aunque no eran las mejores, permitían ver las clases tranquilamente, pero esto se acabó en octubre de 2010, cuando las destruyeron con el fin de hacer una super obra, de la cual solo hoy vemos las columnas.
Año tras año se escuchan las quejas, el año pasado, por ejemplo, el gobierno departamental dijo que avanzaba la solución, lo mismo que se dijo este año, pero aún no hay una solución concreta.
En septiembre de este año estudiantes, profesores y algunos habitantes de la comunidad fueron noticia: siete años Santa Rita cumplía sin colegio.
“Nosotros como docentes no vemos ninguna solución a la vista. Cada año solo hay promesas. Hay unos compromisos que siempre se incumplen. Con una tutela lo único que se ganó fue que mejoraran las condiciones. Se invirtieron unos dineros en el salón comunal y ahí están funcionando cinco grados”, resaltó la profesora Elvira Echavez. “Hay niños que terminan quinto de primaria y nunca han ido a una sala de informática porque no existe”, recalcó.
Llamaos insistentemente al rector del colegio Felio Perdomo Murcia, sin embargo, no fue posible lograr comunicación con él. Lo mismo sucedió con el alcalde municipal.
Un contratista que incumplió
La fundación para el Buen Gobierno tenía la obligación de terminar la obra, pero luego de cinco incumplimientos dejó todo en el abandono. No solo en Santa Rita, Aipe, sino en la otra mega obra en la vereda Santa Helena a unos 20 minutos de allí.
Fueron seis los trabajos pactados en el contrato No. 232 de 2010: 1) la construcción del aula polifuncional, restaurante y batería sanitaria, sede Patá; 2, construcción del restaurante de la institución educativa de Praga, sede Castel; 3, construcción del centro educativo Santa Rita -sede principal-; 4, ubicación de baterías sanitarias, sede Porvenir; 5, construcción del aula del centro educativo El Dindal, sede principal; 6, construcción del centro educativo Mesitas, sede Santa Helena.
De acuerdo con la alcaldía de Aipe, mediante la resolución No. 843 de 2011 el municipio declaró el incumplimiento del contrato N.232 de 2010, y tres años después, mediante la resolución No. 035 de 2013, liquidó unilateralmente el negocio jurídico.
Las promesas
Este año, tras cumplirse siete años del abandono del colegio de Santa Rita, en un comunicado oficial se afirmó que la “Gobernación del Huila avanza en proceso para terminar obra inconclusa de colegio en Santa Rita, de Aipe”, sin embargo, los profesores dan fe que desde entonces no se ha movido nada a favor del colegio, solo promesas.
Pese a esto, oficialmente la Gobernación de Huila y la alcaldía del municipio afirmaron que invertirán $3876 millones para concluir la institución. Pero estos dineros no solo serán para esta obra: “el Mandatario explicó que serán $2.876 millones de recursos propios del Departamento y de regalías, más 1.000 millones de pesos que aportará el Municipio para un total de $3.876 millones, lo que se invertirán en este proyecto de obras inconclusas”, afirma el departamento.
La millonaria cifra servirá además de concluir el anhelado colegio, para terminar aulas polifuncionales en la institución educativa El Patá, construir aulas en la sede El Dindal, baterías sanitarias en el centro educativo Santa Rita, sede El Porvenir, y restaurante escolar institución Agropecuaria sede El Castel, entre otras intervenciones.
El Olimpo, otro ‘elefante blanco’
El profesor Juan Pablo Carrillo, hasta hace algunos meses trabajó en la escuela El Olimpo, perteneciente a la I.E La Ceja Mesitas de Aipe, ubicada muy cerca del colegio de Santa Rita. En los seis años de labores allí fue testigo del abandono de un ‘elefante blanco’, como él lo llama.
Se trata de las estructuras de lo que debió ser un restaurante escolar o biblioteca. Pero solo hay unas columnas y un gran salón a la intemperie, sin techo, con maleza por todos lados y sin ninguna utilidad.
Es un despilfarro de dinero evidente, sin embargo, “en planeación municipal aparece como si estuviera terminada la escuela”, afirmó Carrillo Camargo, quien en su momento afirmó que los habitantes de la vereda que están enterados de la demanda le han comentado eso.
Las clases se dan a menos de 10 estudiantes en un salón que solo es utilizado en una pequeña parte, pues la otra, el piso está dañado; el cemento que le echaron al piso se quemó por lo que no se puede ni barrer porque se levanta demasiado polvo. “Tengo muchachos con mucha gripe y tos”, dijo hace unos meses Carrillo, cuando lo entrevistamos.
En el salón contiguo al de clases está otro lleno de material. “Allí se encuentran las estructuras metálicas para ubicar el techo de la biblioteca, están todas las tabletas para el piso, tanques, cemento dañado, puertas, ventanas, y otras cosas…”, aseguró el docente, quien recalcó: “da tristeza ver que aunque están los materiales para acabarlo, no han querido concluirla. En este momento hay una demanda para terminar esta edificación que cada día está más deteriorada”.
Opinan los profesores
Elvira Echavez España, es profesora de básica primaria del grado 3 de esta institución. Lleva seis años en el colegio. “Antes existía una planta física donde funcionaba el bachillerato y una parte de primaria. Las instalaciones no eran muy buenas, pero si hubieran tenido un arreglo adecuado hoy en día había colegio”.
La profesora, afirma que exactamente lo demolieron en octubre de 2010 “nos dijeron que iba a ser de tres pisos y que toda la población estudiantil allí cabría. Estamos laborando en el pueblo, repartidos, en las casas de familia, en bodegas, en el salón comunal de la vereda”.
Alba Avilés Gutiérrez, es profesora de primero de primaria. “Los estudiantes no tienen salón de cómputo, viven regados en salones en todo el caserío, y hasta cinco salones llega a compartir un solo baño. Adicional a esto tienen pésima iluminación”.