Aunque los huracanes producen muerte y devastación, también tienen funciones medioambientales claves. Generan efectos positivos para los océanos y la vida marina, sobre todo para los corales. Le explicamos por qué.
Las imágenes del paso del huracán Irma por el océano Atlántico solo muestran destrucción: decenas de muertos, ciudades arrasadas y un reto enorme para los gobiernos. No obstante, los huracanes tienen beneficios medioambientales.
Múltiples expertos han explicado que los fenómenos naturales que azotan recientemente a Estados Unidos -como el huracán Harvey que arrasó a Houston y ahora el huracán Irma- responden al inminente cambio climático. Y aunque el presidente estadounidense Donald Trump sea escéptico, sí es cierto que un océano caliente favorece el desarrollo de huracanes.
Los huracanes son vientos rápidos y fríos, por lo que su paso sobre los mares produce un efecto de enfriamiento que hace que las aguas superficiales se refresquen significativamente. Esto puede hacer que se produzcan otros huracanes subsiguientes, como sucedió a finales del verano de 2005 con Katrina y Rita en las aguas demasiado cálidas del Golfo de México. Pero también puede resultar benéfico.
Según datos de un satélite de la NASA que tiene como misión monitorear la precipitación tropical (el TRMM), estos dos huracanes enfriaron 4 grados celsius las aguas que tocaron en sus trayectorias y terminaron refrescando todo el golfo 1ºC.
De esta manera, actuaron como motores de calor, es decir que desataron un proceso de transferencia de calor desde la superficie oceánica hacia la atmósfera, por medio de la evaporación. Igualmente, refrescaron los mares por un fenómeno llamado el upwelling o afloramiento del agua fría profunda. Eso sucede por el efecto de succión que genera la baja de presión de la tormenta.
Entonces, el mayor bien que producen los huracanes, y en este momento Irma, es que contribuyen a enfriar al planeta y disminuir un poco los terribles efectos del calentamiento global. Por eso es bastante probable que con el tiempo comiencen a aparecer más y más huracanes, pues son uno de los mecanismos de la naturaleza para protegerse del efecto invernadero que inquietantemente calienta a la Tierra.
Y, sorprendentemente, los mayores beneficiados por este proceso natural son los corales. El calentamiento global tiene muchos efectos: el deshielo de los glaciares y los polos, el aumento del nivel del mar, el crecimiento de las precipitaciones, la muerte de animales polares.
Según National Geographic, si no se detiene a tiempo, a finales de este siglo el nivel del mar podría aumentar hasta 59 centímetros o hasta 79 centímetros si los polos siguen derritiéndose, algunas especies podrían dejar de hacer simbiosis, las inundaciones y las sequías serían más frecuentes, cada vez habría menos agua dulce, enfermedades como la malaria se extenderían por todo el globo, varios ecosistemas se extinguirían, incluyendo especies como los pingüinos y los osos polares.
Pero hay un efecto especialmente devastador que poco conoce la mayoría de la gente, y que podría terminar en la extinción de millones de animales marinos: el blanqueamiento de los corales.
El coral se decolora cuando se pierden las condiciones necesarias para mantener sus protozoos, lo cual sucede como una respuesta al estrés. Últimamente, lo que más lleva a que los corales se estresen es el incremento repentino en la temperatura del agua.
Aquí todo el artículo de la Revista Semana: