Esta semana la Bogotá Humana de Gustavo Petro entregó algunos datos indicativos de su gestión comparados con otras regiones, de ellos me pareció interesante rescatar dos: i) Bogotá es calificada según los resultados como la ciudad más prospera y equitativa del país con un 60,13 % al alza, seguida por Medellín con un 58,13 %, y Bucaramanga con un 57,75 %; Neiva ocupa el puesto 14 con un 50,2 % detrás de ciudades como Ibagué, Pasto y Armenia. Y ii) Según otros resultados, esta vez relacionados con las pruebas SABER PRO 2014-2, Bogotá es la ciudad con mejores resultados académicos con un promedio ponderado de 52,07 (sin inglés), 1.448 colegios y 92.801 estudiantes; el Huila ocupa la octava casilla con un promedio de 47,88 (sin inglés), 343 colegios y 14.207 estudiantes, por detrás de departamentos como Boyacá y Risaralda, pero por encima de Atlántico, Valle y Antioquia.
Muy seguramente algunos tildarán estas cifras de amañadas y superficiales, y no estoy diciendo que sean palabra santa, pero creo que son rescatables, al menos para irnos posicionando medianamente y entender el espacio que estamos ocupando como Departamento y Región frente al país. El Huila se ha mantenido en una taza de crecimiento que si bien no es abrumadora, al menos es constante, y aunque a pasos lentos, sí ha ido escalando de manera segura en algunos indicadores.
Pero la realidad es que aún hay mucho en lo que se deba avanzar. Ya no en cifras, sino en realidad social.
Creo que aún en el Departamento no se ha podido consolidar la conciencia del progreso colectivo. Aún los intereses individuales priman sobre los comunales, y ahí sí que vamos a perder la partida.
Quiero citar un ejemplo acerca de lo que me estoy refiriendo: En Antioquia, la alcaldía de Medellín a la hora de expropiar determinados lotes o viviendas para construir, digamos, las torres del metro cable que se yerguen sobre las comunas, crearon una política de cero impacto negativo, y por el contrario, decidieron que esas zonas específicas en las que se vería afectado el entorno y las vías por las construcciones, deberían ser reparadas y sobre todo, sobrevaloradas con programas productivos. Así entonces, uno puede ver que a una o dos cuadras de las torres, hay creadas casas de asesoramiento y de iniciativas económicas para impulsar las microempresas del sector. Mejor dicho, a aquellas familias que debieron sufrir un impacto por la construcción de un servicio comunal, se les brindó la oportunidad de un mejor futuro, no se les dejó solas y con el daño hecho.
Acá en Neiva lastimosamente no se ha podido concretar una iniciativa de estas, y cito un ejemplo sobre lo que me estoy refiriendo: En la nueva cancha sintética del barrio Candido Leguízamo, frente al colegio INEM , obra que costó un muy importante rubro de dinero, pues no se previó esa zona de impacto, y mucho menos una política de mejoramiento. El ejemplo por antonomasia que se puede plantear es (y más por esta época) al momento de que llueva de manera torrencial al norte de la ciudad. La carrera primera, frente a la cancha, se convierte en una piscina absoluta, pues los sistemas de alcantarillado y desagüe colapsan, ocasionando que el tráfico se paralice y que los estudiantes tengamos que andar con los pantalones remangados y los zapatos encharcados. Mejor dicho, aquí la visión de progreso comunal, aún se encuentra muy limitada. Me parece difícil que a nadie le haya preocupado la situación de las calles frente a la cancha, seguro pudieron invertir un par de millones arreglando las cañerías.
Entonces más que criticar, lo que quisiera hacer es un llamado a los “genios” de la planeación Municipal y Departamental. Señores, hay que ponerle atención a las cifras, y más que a la cifras a las realidades del Departamento, no hagamos las cosas a medias. No nos podemos conformar con aparecer entre los 10 primeros puestos a nivel Nacional, tenemos que buscar ser los número uno. Y eso se logra solamente integrando a la comunidad al progreso colectivo, con estudios y obras que beneficien a la región en su totalidad, y no a ciertos grupos selectivos, únicamente.