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El pago de impuestos es una obligación ciudadana fundamental para el funcionamiento y desarrollo de cualquier sociedad. En nuestra cultura latinoamericana y especialmente la colombiana parece que cumplir con el pago de impuestos es más un acto de buena voluntad que una obligación moral y legal.
Bien lo señalaba el presidente Kennedy, “El pago de impuestos es un deber cívico” y por tanto un compromiso que permite el desarrollo y progreso de la sociedad.
En noviembre pasado Shakira llegó a un acuerdo para declararse culpable de fraude fiscal y pagar una multa millonaria a cambio de evitar un juicio en España por evadir el pago de 14,5 millones de euros (cerca de 67.000 millones de pesos) en impuestos entre 2012 y 2014. Radamel Falcao también se declaró culpable en 2017 y tuvo que pagar 6,9 millones de euros. Falcao se salvó de la cárcel porque en España las condenas menores a 24 meses son excarcelables. La del jugador fue de 16 meses.
Los jugadores argentinos Lionel Messi y Javier Mascherano, también fueron condenados en las mismas circunstancias. De Brasil se destacan los casos de los jugadores Ronaldo y Danny Alves. Otro sonado caso fue el de James Rodríguez, capitán de la selección Colombia, a quien también se le acusó en el 2018 de no tributar correctamente, con lo que defraudó 6,35 millones de euros, pero con la sanción y los intereses, la multa llegó a 11,65 millones.
La lista de latinoamericanos famosos que han tenido problemas fiscales es larga e incluye nombres como Belinda, Paulina Rubio y Luis Miguel quien acumuló una deuda con la hacienda mexicana de 20 millones de dólares.
El pago de impuestos es sagrado para todos y debería serlo mucho más para los artistas, famosos y figuras públicas quienes tienen una gran responsabilidad al ser referentes para sus seguidores. Hacerse los “vivos” o “astutos” para evadir este tipo de obligaciones solo expone su egoísmo ante la sociedad que permanentemente los aplaude e idolatra.
Debemos ser conscientes que los impuestos permiten financiar servicios esenciales como educación, salud, seguridad, infraestructura. También ayudan a reducir la desigualdad económica mediante la redistribución de la riqueza y permiten al gobierno regular la actividad económica y mantener la inflación bajo control. Así mismo, pagar nuestros impuestos nos permite exigir resultados, hacer control social y vigilar que los recursos que pagamos sean invertidos de manera eficiente y transparente.
Parte de las excusas usadas para no cumplir con esta obligación en nuestro país, es que estos dineros alimentan la corrupción pública. Condenar a los corruptos es una responsabilidad de la justicia, no la nuestra. Por lo tanto, no puede admitirse como excusa. En cambio, sí es nuestra responsabilidad elegir bien a nuestros gobernantes y también exigirles transparencia. No pagar impuestos es también un acto de corrupción. El hecho que los funcionarios públicos roben, no nos da el derecho moral a nosotros los ciudadanos, a robar también.