En sus primeros meses de vida Julián Cantillo padeció poliomielitis. Debido a las secuelas de la enfermedad, el hombre se ha transportado toda su vida en una silla de ruedas En sus primeros meses de vida Julián Cantillo padeció poliomielitis. Debido a las secuelas de la enfermedad, el hombre se ha transportado toda su vida en una silla de ruedas. Hace 10 años conoció la Terapia Asistida con Animales, específicamente con perros y hoy no sólo la práctica, sino que su sueño es ayudar a cientos de personas en condición de discapacidad física que puedan necesitarla. MARIO PORTILLO LA NACIÓN, NEIVA Desde que empezó a beneficiarse de la Terapia Asistida con Animales, la vida de Julián Cantillo cambió radicalmente, pues reemplazó la soledad de los largos transcursos en su silla de ruedas a la compañía y ayuda de un perro de asistencia. Hoy el hombre cursa estudios de pregrado en Psicología y su trabajo de grado está enfocado en demostrar los beneficios mutuos de la terapia de asistencia con canes en personas con discapacidad física. Julián adelantó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Empresarial de los Andes en Pitalito (Huila). Allí obtuvo la distinción Andrés Bello por sus resultados en las pruebas Icfes. Desde hace 10 años y gracias a un rescatista de la Cruz Roja, empezó a beneficiarse de la Terapia Asistida con Animales. En ese entonces, a sus 18 años de edad, Julián tuvo por primera vez un perro de servicio. ‘Nieves’ era su nombre y con ella empezó a descubrir los beneficios mutuos de la terapia de asistencia con canes. Posteriormente tuvo otros perros como ‘Gerka’, una pastora alemán; ‘Baloo’, una rottweiler y hoy a ‘Konrad’, una perra pastor de dos años que lo acompaña a todas sus actividades. En la actualidad Julián cursa Noveno Semestre de Psicología en la Universidad Surcolombiana (Usco), y ya en la etapa final de sus estudios de pregrado decidió encaminar su tesis en demostrar los beneficios mutuos de la terapia de asistencia con canes en personas con discapacidad física. Samurái Por tal motivo, con el apoyo del Semillero de Investigación Neuropsis, el programa de Enfermería de la Usco, la división de Extensión Cultural y el Centro de Producción Audiovisual de la misma universidad, decidió emprender el proyecto Samurái. “Samurái es un proyecto de investigación. Consiste en poder medir los efectos que puede traer un perro de servicio a una persona en condición de discapacidad que utilice silla de ruedas, en aspectos sicológicos relacionados con las emociones y comportamientos del sujeto”, expresó Julián. El hombre cuenta con la experiencia de amaestrar perros de asistencia y ‘Konrad’, su actual acompañante, es el reflejo de ello y el punto de partida para adiestrar a los demás canes que Julián pretende involucrar en el proyecto, con miras en ayudar a más personas en condición de discapacidad física. “‘Konrad’ recibe su nombre en homenaje a Konrad Lorenz, uno de los padres de la Etología. Llevo un año adiestrándola para asistencia y es ella mi acompañante. Tira de mi silla de ruedas y me permite, no sólo desplazarme, sino también contar con su afecto y compañía”. “Estos perros son trabajados con conductismo, enseñándoles a través del estímulo-respuesta-refuerzo acciones mediante las cuales puedan ayudar a una persona en condición de discapacidad. Ese trabajo queremos hacerlo ahora con una nueva perra que hace parte de mi trabajo de grado”, expresó. Julián ya empezó su trabajo de grado, en el cual hará el abordaje con un paciente que presenta parálisis cerebral y con ‘Sindy’, una golden retriever, que desde hace tres semanas rescató en un centro de adopción para caninos. “Trabajaremos con un paciente que presenta parálisis cerebral y con ‘Sindy’, una perra que recibe el nombre de una veterinaria inquieta por trabajar con las mascotas en abandono. Por la condición del paciente, a la perra se le enseñarán las acciones con las que puede ayudarlo y asistirlo”, indicó. Proyección En medio de las actividades hasta ahora realizadas en la investigación, Julián y sus colaboradores han descubierto que el proyecto puede traspasar las barreras de la academia y consolidarse como una iniciativa social de ayuda a las personas en condición de discapacidad física. “En medio del trabajo hemos descubierto que muchas personas con discapacidad podrían verse beneficiadas si logramos hacer realidad este proyecto a nivel macro. En el Huila seriamos los primeros en hacerlo y en Colombia, tal vez los segundos o terceros, pero necesitamos ayuda. La idea es que el proyecto se consolide más allá de la tesis”, comentó el estudiante. En este momento Julián trabaja con un grupo interdisciplinario en el que se cuentan estudiantes de Psicología, Medicina y Enfermería de la Usco. Entre todos se distribuyen las tareas para el cuidado y entrenamiento de ‘Sindy’ y ‘Konrad’, que son por ahora las perras con que trabajan. Con su objetivo claro, los integrantes del grupo de trabajo están decididos a golpear puertas para encontrar el apoyo que les permita consolidar la iniciativa. “El mensaje es para las instituciones como la Usco, para que se vinculen de lleno con este proyecto que es netamente humanista. Asimismo, al programa de Veterinaria de la Universidad Corhuila, a las distintas veterinarias e instituciones que puedan aportar su grano de arena, para sacar este proyecto de la academia y hacerlo una realidad como opción de ayuda para personas con discapacidad física”, señaló Cristina Repizo, coordinadora de Extensión Cultural de la Usco e integrante del equipo. ‘No es maltrato’ Por último, Julián hizo claridad en que la terapia asistida con animales, en este caso con canes, no comprende ningún tipo de maltrato hacia ellos. “Desde tiempos inmemorables, el perro ha sido compañía del hombre y lo ha seguido en tareas como la guerra hasta el cuidado de rebaños. Hoy podemos ver perros lazarillos guiando personas con discapacidad visual”. “Para nuestro trabajo, los animales cuentan con un estricto control veterinario chequeando el peso y otros aspectos. Su alimentación es adecuada y en todos estos aspectos contamos con la ayuda de la Clínica Mascotas de Neiva. Estos perros no permanecen encerrados, por el contrario, viven a diario retos psicológicos que mejoran su estado psicológico”. Las personas e instituciones interesadas en aportar cualquier tipo de ayudas para el mantenimiento de los perros y la consolidación del proyecto a nivel social, pueden contactarse con los miembros del grupo a los números: 316 833 97 71, 312 625 11 14, 311 412 58 77 y 314 321 81 43. Fotos Sergio Reyes