Mientras los bogotanos disfrutan de agua potable – calificada como una de las de mejor calidad de Suramérica – y su nuevo Alcalde trabaja para bajar aún más las tarifas y fortalecer a la Empresa de Acueducto mediante una holding con las otras compañías distritales de servicios públicos, en Neiva hay serios problemas de suministro del líquido, no hay garantía de que el agua sea potable y, para resolver agudos problemas financieros y administrativos que aquejan a Empresas Públicas (EPN), la única solución que nos anuncian es el aumento exagerado de las tarifas para todos los estratos. Mientras los bogotanos disfrutan de agua potable – calificada como una de las de mejor calidad de Suramérica – y su nuevo Alcalde trabaja para bajar aún más las tarifas y fortalecer a la Empresa de Acueducto mediante una holding con las otras compañías distritales de servicios públicos, en Neiva hay serios problemas de suministro del líquido, no hay garantía de que el agua sea potable y, para resolver agudos problemas financieros y administrativos que aquejan a Empresas Públicas (EPN), la única solución que nos anuncian es el aumento exagerado de las tarifas para todos los estratos. Mientras en Bogotá un usuario de estrato uno apenas paga $10 mil mensuales en promedio por el agua, en Neiva no sólo hoy ese mismo estrato pobre paga casi el doble sino que, a partir de marzo, le aumentarán el 25%. Y en similar proporción, o mayor, para el resto de estratos. Justamente después de las graves denuncias hechas por el propio Gerente de EPN respecto de los altísimos costos laborales, la incorporación de numerosos funcionarios nuevos con jugosos salarios por parte del pasado gobierno local, deudas multimillonarias adquiridas a última hora y un déficit cercano a los $30 mil millones, la solución “mágica” es atacar el bolsillo de los usuarios, pobres y ricos. Y más aún cuando no hay garantías de mejorar la calidad y la continuidad del servicio. Lo legal, como está establecido es que en la mayoría de los e servicios públicos la variación anual no puede ser superior al Índice de Precios al Consumidor (IPC). Una familia neivana de estrato uno, que ya paga en promedio veinticinco mil pesos mensuales, deberá destinar ahora otros cinco mil para cubrir el costo de acueducto; considérese que tal familia no llega a ingresos de un salario mínimo mensual, de tal manera que sólo por el líquido podría estar destinando el 10% o más de sus menguados bolsillos. Ahora bien, se trata de un aumento derivado de la eliminación de subsidios a los sectores más pobres, originado por los recortes en las regalías directas, de la cual son responsables los congresistas que avalaron la reforma. Mientras para los estratos uno, dos y tres el incremento será entre el 25% y 12%, al cuatro solamente le tocará una variación menor al 4%, y los de cinco y seis pagarán casi el 50% más. Más allá de las discusiones de fondo frente a la posible privatización o reestructuración de EPN, la administración local debe sopesar mejores elementos de juicio, consideraciones sociales y evaluación de otras alternativas antes que recurrir al aumento del servicio. El desgreño administrativo y los excesos clientelistas en EPN, de otros años, no tienen por qué pagarlos los usuarios. “El desgreño administrativo y los excesos clientelistas en EPN, de otros años, no tienen por qué pagarlos los usuarios”. Editorialito El Foro Regional Agropecuario convocado en Neiva resultó un fracaso. Aunque campesinos, alcaldes y dirigentes del sector llegaron cumplidos al certamen, ningún vocero del Gobierno Nacional, atendió la invitación. Otro desplante. ¿Falta mayor liderazgo?