No hay duda de que el Huila es una caja de sorpresas, todos sus caminos son una invitación a conocer paisajes nuevos y experiencias que no se olvidan fácilmente.
La semana pasada tuve que desplazarme del municipio de La Plata a Garzón, me aconsejaron tomar la ruta Pital – Agrado. Sin conocerla, muy acertadamente decidí irme por allí. Digo acertadamente porque el paisaje en el que me vi inmerso fue increíble.
Dejando el municipio de La Plata, empieza un ascenso sostenido que deja ver a lo lejos la villa de San Sebastián. La Naturaleza se torna más exuberante, más verde, con más mariposas y flores de colores que de costumbre. El aire, por supuesto más templado y de gran pureza.
De repente nos encontramos cubiertos de platanales, cafetales, pequeños arroyos y casitas pintorescas. La salvajina adorna los árboles y más arriba, los eucaliptos y pinos completan lo que para mis ojos resultó en un pesebre a gran escala. En la ruta vemos veredas como “Los Pinos” o “El Coral” donde además del tradicional café se siembra el lulo que es transportado a muchas partes del país.
Descendiendo podemos divisar las iglesias del Pital y el Agrado así como cultivos de caña y una llanura verde donde se cría ganado, tabaco y arroz. Hasta allí todo parecía una reconfortante excusa para sobrellevar las casi dos horas que toma llegar a Garzón. Y sin embargo un gigantesco pilote irrumpe en medio de la naturaleza. Esta monumental columna de hormigón es la primera de muchas que de ahí en adelante se observan. Pronto las carreteras desaparecen y dan paso a rampas y montículos de tierra que advierten que estamos en territorio de El Quimbo.
Los monumentales pilotes, que servirán de base para el “viaducto más largo de Colombia” me causaron una gran impresión mas no con las connotaciones positivas que muchos podrían pensar.
Esta es una obra de ingeniería sin precedentes en el departamento, por lo que no es difícil concluir que los grandes proyectos sí pueden realizarse en estas latitudes. Más no nos engañemos, tal vez gracias a la actitud pasiva de ciudadanos como yo o como usted, el proyecto de El Quimbo, será una realidad. Una realidad que beneficia a capitales privados extranjeros con el beneplácito del Gobierno Nacional que poco a poco han venido escarbando las entrañas de la tierra y transformando el paisaje del centro del departamento.
Diferente a lo que en su tiempo fue la CHB, El Quimbo no representa utilidades para la región, puesto que, desde el primer momento en que empiece a producir energía, esta será vendida a otros países y nuestro ingreso será un bonito puente, que en principio no tendría por qué estar allí y un lago que cubrirá grandes extensiones de tierra fértil, para la práctica de deportes náuticos, cría de tilapia…. Y hasta ahí.
La generación de empleo, gran argumento a favor del proyecto puesto que utiliza en su gran mayoría mano de obra local, quedando en entredicho cuando identificamos que la mano de obra calificada, es en su mayoría foránea y la no calificada en muchos casos está tercerizada.
Por último, la página de El Quimbo no sirve de mucha ayuda a la hora de explicarnos un poco sobre los beneficios que este proyecto traerá al Huila puesto que únicamente se limita a decirnos lo siguiente:
“Este embalse unipropósito podrá ser compatible con otras actividades como la piscicultura y el turismo, las cuales impulsan la apuesta productiva del Huila”.
¿Beneficios bastantes limitados verdad? Que esta sea la última vez que nuestro territorio se convierte en una colcha de retazos para el beneficio de otros y en detrimento nuestro.