Coronel Juan Carlos León Montes
Comandante Policía Metropolitana de Neiva
Los Estados dentro de sus políticas de seguridad y justicia, especialmente aquellos que hacen parte de la Organización de las Naciones Unidas, tienen la obligación de reducir no solo la oferta, sino también la demanda de sustancias estupefacientes desde un enfoque comunitario (formulación de la política internacional contra las drogas – 2010), puesto que el narcotráfico como en el caso de Colombia, desde principios de siglo, trascendió a potencializar el mercado interno, incidiendo directamente sobre la seguridad urbana, afectando negativamente su percepción y tranquilidad.
Uno de los mayores daños del fenómeno de las drogas ilícitas a la sociedad es el impacto que genera dentro de las familias, sin distingo de estrato social, raza o religión. Este panorama se enrarece por la amenaza que implica un mercado ilegal cambiante, que busca cada vez generar mayor demanda, más aún, cuando actualmente existen múltiples sustancias y presentaciones, que son desconocidas por muchos como son el caso de las drogas de síntesis, las sustancias emergentes y las nuevas sustancias psicoactivas -NSP- (SIMCI UNODC).
Los esfuerzos desde la Institución frente a este flagelo han tratado de abordar la problemática integralmente: principalmente se ha focalizado en la lucha contra las estructuras narcotraficantes tipo A, B y C, atendiendo su misión constitucional desde los componentes de inteligencia, e investigación criminal, ya que son los responsables no solo del tráfico de estupefacientes, sino también de delitos conexos (homicidios, lavado de activos, lesiones, hurto, instrumentalización de NNA, entre otros). De igual forma, en el ámbito de prevención se hace un trabajo loable desde programas como el «DARE» y «Abre tus Ojos» impactando la infancia y adolescencia desde las instituciones educativas.
Una muestra de este esfuerzo fue la desarticulación del grupo de delincuencia común organizado tipo C “Los Primos”, evidenciando la intervención a las zonas de inestabilidad urbana: se trató de una operación que a pesar de que se materializó el pasado 29 de septiembre, venía construyéndose desde hacía un año; sacó de circulación una organización que comercializaba estupefacientes en el barrio Obrero, uno de los sectores de la ciudad con mayores índices de percepción de inseguridad.
Resulta muy satisfactorio recibir los elogios de los residentes de este barrio por mencionada operación, así como los aplausos cuando se estaban conduciendo los capturados. Esto muestra sin duda, que las personas buenas están en todas partes y que la familia como núcleo fundamental de la sociedad puede estar fortalecida y blindada a pesar de los riesgos y amenazas que orbitan en su entorno.