Las marchas convocadas para hoy 9 de abril en todo el país por diversas organizaciones sociales y políticas y estamentos institucionales no deberían generar, como lamentablemente se ha visto, tan aguda división tratándose de un asunto vital para el presente y futuro del país como es el de alcanzar la reconciliación, unir los lazos fraternos que nunca debieron romperse y construir entre todos la Nación que queremos, en medio de las inevitables diferencias y con un clima de civilizada democracia. Las marchas convocadas para hoy 9 de abril en todo el país por diversas organizaciones sociales y políticas y estamentos institucionales no deberían generar, como lamentablemente se ha visto, tan aguda división tratándose de un asunto vital para el presente y futuro del país como es el de alcanzar la reconciliación, unir los lazos fraternos que nunca debieron romperse y construir entre todos la Nación que queremos, en medio de las inevitables diferencias y con un clima de civilizada democracia. Este 9 de abril, cuando justamente se cumplen 65 años del más impactante hecho violento y luctuoso que rompió la historia nacional en un antes y un después, el asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, es la fecha perfecta para dar comienzo a un camino incesante de apaciguamiento de los ánimos y, sobre todo, de los intereses particulares y personalizados que nos han impedido, durante estas más de seis décadas, encontrar rutas de unidad para encontrar por vías civilizadas la convivencia pacífica. Por ello no podemos menos que llamar a la concordia, al pensamiento positivo en aras de alcanzar la anhelada paz que nos ha sido esquiva para más de tres generaciones y convocar a todos a marchar, cualquiera que sea nuestra posición política, ideológica, económica, social o religiosa. Y exigir de una vez por todas a los alzados en armas la posibilidad de sellar definitivamente un acuerdo de paz que ponga fin al conflicto armado. No otra pude ser la bandera ni otro el clamor nacional. Salir a las calles a pedir paz no debería ser – increíble que lo sea – un motivo más de división. Caminar hoy es poner en nuestros deseos a las víctimas de todos los violentos, es exigir de esos actores armados el cese de sus acciones brutales, es gritar a voz en cuello que Colombia está sedienta de un remanso de sosiego a largo plazo. Y en esa línea pedimos que no se politice la manifestación en ninguna vertiente, que no se cobren réditos por su éxito o su fracaso, que no se vocifere contra el otro que piensa civilizadamente distinto que nosotros. ¿O acaso habrá algo más en el entorno patriótico que nos pueda unir que no sea la aspiración de una Nación sin conflicto, sin violencia, sin armas en manos ilegales, sin masacres ni secuestros ni chantajes ni extorsiones y que ello, invariablemente, nos conduzca a la prosperidad para todos, a la reducción de la irritante brecha de ingresos y a la existencia de equilibradas oportunidades para todos? Que no sean solo los pasajeros goles de la selección Colombia los que nos inviten a abrazarnos sin miramientos. La paz es el motivo. “Caminar hoy es poner en nuestros deseos a las víctimas de todos los violentos, es exigir de esos actores armados el cese de sus acciones brutales…” Editorialito El Huila sigue teniendo un gran semillero de talentos deportivos. Javier Fiesco Hoyos ganó el Campeonato Nacional de Ajedrez categoría Sub-10 mientras Andrea Carolina Olaya y Hernán Darío Guzmán Ipuz alcanzaron el podium en el Campeonato Panamericano de Lucha que se cumplió en Panamá. Méritos propios y poco apoyo estatal, que debería ser el mejor riego.