Mario Guzmán Perdomo, un legado de arte y amor

El fallecimiento del arquitecto y artista plástico, Mario Guzmán Perdomo, ha causado profunda tristeza. Nacido en Algeciras, su obra se impregnó del dolor y la tragedia de 50 años de guerra, pero también de la resiliencia de un pueblo que ha sabido levantarse del horror para transformar su destino. Su arte, que trascendió fronteras, nos recuerda que el horror de la guerra es algo que no se debe repetir.

 

Hernán Guillermo Galindo M

hernan.galindo@lanacion.com.co

 

Mario Guzmán Perdomo, arquitecto, pintor y escultor nacido en Algeciras, Huila, uno de los pueblos más azotados por la violencia armada en el mundo, fue testigo de esa época de guerra y vivió de cerca el horror al estar inmerso en innumerables tomas guerrilleras de las Farc.

“No conocí y tal vez no conoceré la tan anhelada paz”, dijo en una de sus entrevistas y en la presentación del catálogo de una de sus exposiciones dedicadas al horror de la guerra.

“En los años 50, siendo muy niño, aconteció algo extraño en mi casa de Algeciras. Una tarde cayó un gallinazo (chulo) negro con sangre en el pico en el patio de mi casa. Mi empleada doméstica se impresionó mucho y esa noche asesinaron a 35 personas de su familia, incluyendo a su padre, madre, tío, sobrinos y hermanos. Fue la matanza de la vereda del Pomo y yo vi los cuerpos degollados, sin piernas, sin brazos, transportados a lomo de mula. Fueron descargados y velados al frente de mi casa, no encontrándose en el pueblo ataúdes suficientes para tantos cadáveres”.

Este suceso lo marcó, al igual que el asesinato de 11 niños por parte de la misma guerrilla de las Farc en los años 80. “En estos últimos tiempos he sobrevivido a infinidad de tomas guerrilleras. La última se realizó el 26 de junio de 2001, cuando destruyeron cinco manzanas del pueblo aledañas al cuartel de la Policía y la iglesia de mi población”, sostuvo más adelante.

A raíz de la destrucción de la iglesia católica de su pueblo, Algeciras, durante esa toma guerrillera, recogió fragmentos de las imágenes religiosas convertidas por la locura bélica en material de desecho y realizó su obra Transmutación “para denunciar no solo la violencia como un asunto de la ciencia de Gradiva, sino para recordar al igual que lo hacen los museos del holocausto nazi de Auschwitz en Polonia y Alemania lo que debe ser irrepetible”.

Mario Guzmán deja un legado imborrable en el arte.

Transmutación

Su colección Transmutación está compuesta por imágenes religiosas mutiladas. Fueron dos años en los que participó en la reconstrucción de la iglesia de su pueblo y, de paso, hizo una catarsis que le sirvió para sacar todos esos malos recuerdos y transformarlos en arte. “Lloré mucho, recordando el horror del que tuve que ser testigo”, dijo en ese momento.

Agregó: “No pretendo ser irreverente con las creencias ni mucho menos herir las susceptibilidades del cristianismo. Pienso en lo transgresor que pudo ser para estas comunidades la destrucción de sus recintos sagrados y pienso ahora en las guerras religiosas, en la destrucción del templo de Salomón de los judíos, del templo dorado de Amritsar de los sijs, de la mezquita musulmana de Beit Hanun”.

También invitó a reflexionar sobre lo sucedido en Algeciras y en cada ciudad, sobre lo que sucede con los niños mutilados, asesinados, deformados y malformados por el uso del glifosato, y sobre los hombres y mujeres inocentes, huérfanos, viudos y viudas irremediablemente separados por la guerra.

“Las figuras mutiladas se convierten en testigos sagrados que cuentan, gracias a la fuerza de su nueva condición de sobrevivientes de guerra, una verdad que no alcanzamos a comprender del todo: la estupidez del conflicto armado”, expresó en vida Mario.

Mario Guzmán Perdomo falleció, tras luchar contra una penosa enfermedad que finalmente se lo llevó para traspasar el umbral, no de la muerte, sino de la inmortalidad que deja plasmada en sus obras.

Desde esta casa editorial, enviamos un mensaje de pesar a su esposa, Clarita, a su hijo, Mario Juan y a su hermana Aura Guzmán,  extensivo a toda la familia. El propietario del Diario LA NACIÓN, Felipe Olave, guarda no solo un recuerdo especial del artista, sino que tiene varias de sus obras en los distintos espacios en los que vive y labora.

Clarita y su hijo Mario Juan

¿Quién era Mario Guzmán Perdomo?

Nació en Algeciras (Huila) en 1946.

Sus primeros estudios los realizó en su pueblo natal, luego en Neiva y terminó el bachillerato en el colegio San Bartolomé “La Merced”. Era arquitecto, egresado de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá.

Durante esta misma época realizó estudios de Pintura y Arte en el Taller de David Manzur; pintura y dibujo en Corcoran School de Washington, Estados Unidos; vitral, pintura y grabado en Escola Massana y Llotja de Barcelona, España.

Realizó investigaciones de la pintura mural mexicana, de las culturas Maya y Azteca de la península de Yucatán; también de la cultura Inca en Perú y Agustiniana en Colombia, como también en los museos Salomón Guggenheim, Arte Moderno y Metropolitano de New York, así mismo Nacional Gallery de Washington.

Entre las exposiciones e instituciones en las que se han exhibido su obra pueden contarse BID, Washington; Fundación Guayasamín, Quito; Espacio Alterno Uniandinos, Bogotá; Consulado Colombiano, Milán, entre muchos otros.

Obras del maestro Juan Guzmán- Imágenes museo Banco de la República

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