Debe llamarnos a una alarma general los datos de crecimiento de los cultivos de coca divulgados por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) y el Ministerio de Justicia y del Derecho, de acuerdo con el Monitoreo de Cultivos en Colombia para el año 2011. Debe llamarnos a una alarma general los datos de crecimiento de los cultivos de coca divulgados por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) y el Ministerio de Justicia y del Derecho, de acuerdo con el Monitoreo de Cultivos en Colombia para el año 2011. Según este monitoreo, a 31 de diciembre de 2011, Colombia tenía 64.000 hectáreas sembradas con coca, distribuidas en 23 de los 32 departamentos del país. En 2010 esta cifra era de 2.000 hectáreas menos, es decir un incremento del 3 por ciento; y 14 de los 23 departamentos afectados muestran tendencia a la reducción; sin embargo, los incrementos en cuatro departamentos compensan esa tendencia. Y dentro de esas cuatro regiones son Caquetá y Putumayo, nuestros inmediatos vecinas, las que han presentado mayor incremento del área sembrada, con el 80 por ciento más que en el año 2010, pasando de 7.363 hectáreas sembradas de la hoja a 13.278, un nivel similar al de hace cinco años. Y fue justamente la cifra de 2010 la más baja de los recientes 20 años en estos todos departamentos, de tal manera que el aumento a 2011 es dramático y muy grave, y sobre el cual ninguna reacción se ha observado de sus autoridades locales o regionales. Cuando buena parte del país, y los observadores, estábamos centrados en seguir el fenómeno de narcotráfico en el área Pacífica, departamentos del Cauca y Nariño especialmente, en donde continúa concentrado el 42 por ciento de los cultivos nacionales, los mafiosos han vuelto a enfocar sus esfuerzos delincuenciales y de expansión en las regiones que, históricamente, han sido el lamentable escenario preferido de los grandes carteles. Recuérdese que el tristemente célebre laboratorio de “Tranquilandia”, el más grande centro de procesamiento de coca en la historia mundial, estaba ubicado en la zona del Yarí, selvas del Caquetá. Lo que preocupa de fondo es que el mayor incremento de cultivos de coca en el país está ahí, y se revierte la tendencia a la reducción que se había iniciado en 2007. En Putumayo, la coca llegó un máximo de 66.000 hectáreas (40% nacional) en 2000, y se redujo a 4.386 hectáreas (5% nacional) en 2004. En Caquetá, por su lado, los sembrados alcanzaron su nivel histórico más bajo en 2010 con 2.578 hectáreas (4,5% del total nacional), luego de una reducción que inició en 2001 con 14.516 hectáreas (10% nacional). Aunque vale resaltar que el Huila es una de los pocas zonas del país que no registra una sola hectárea de coca sembrada, lo que pase en Putumayo y Caquetá nos impacta directamente porque somos sus vecinos y zona de tránsito obligada, tanto por el acceso a Pitalito desde Mocoa y Florencia, como la misma Neiva, La Plata e Isnos para salir al centro y occidente del país, y al puerto de Buenaventura. La coca nos acecha de nuevo. DESTACADO “El Huila es una de los pocas zonas del país que no registra una sola hectárea de coca sembrada”. EDITORIALITO No basta con la instalación de los Ocads, el burocrático organismo para definir las inversiones de regalías, dominados por representantes del Gobierno Nacional. Es necesario proyectos de envergadura, técnica y financieramente viables, de gran impacto para asegurar la financiación. No megasueños que han terminado en fracasos.