La Nación
Más innovación, menos discusión 1 8 septiembre, 2024
COLUMNISTAS

Más innovación, menos discusión

Mientras continúa la racha de escándalos de este Gobierno, los mea culpa de uno y otro lado, las eternas discusiones por saber cuál ha sido más corrupto o menos peor, temas que ocupan la agenda diaria, como si encontrar esa diferencia fuera a cambiar la historia que vivimos; pasa el tiempo y no logramos encontrar el camino que nos saque de este atraso y pobreza en la que vivimos.

Claro que, si seguimos pensando que las matemáticas no sirven para nada, como el nuevo Ministro de Educación, y dejamos el mínimo presupuesto para la ciencia y la tecnología, pero además somos ineficientes en su ejecución, no lograremos salir lo suficientemente rápido del atraso, estando condenados a una nueva década de subdesarrollo.

Mientras algunos países como Malasia, Vietnam e India crecen a ritmos acelerados en los últimos 20 años, y ahora un poco más impulsados por los cambios vistos post pandemia, nosotros seguimos enfrascados en discusiones banales que merman las buenas energías necesarias para lograr una sinergia entre lo público y el sector privado. Y es que se necesita replantear el propósito del país, movernos en una misma dirección, pensar en el fortalecimiento empresarial y el desarrollo de nuevas tecnologías, nuevas empresas que investiguen y desarrollen nuevos productos.

De nada sirvió la pandemia para obligarnos a dar ese salto, en donde gran cantidad de innovadores quisieron desarrollar equipos y elementos médicos como ventiladores para cuidado intensivo, necesarios para atender la pandemia. Finalmente muchos de estos esfuerzos se vieron perdidos por la falta de articulación estatal y privada.

Estoy seguro de que empresas como Haceb, por citar un ejemplo, que estuvieron trabajando en nuevos equipos en época de pandemia, hoy en día con un empujón estatal y el acompañamiento de las universidades, pudieran aportar muchísimo a ese desarrollo que necesitamos. Hay que estimular especialmente al empresario que quiere innovar y que quiere cambiar; es una condición sine qua non para poder avanzar.

En Colombia y en general en América Latina sufrimos de los mismos males, pesimismo y desarticulación en las apuestas de país. Falta generar confianza suficiente en la sociedad, somos demasiado desconfiados y a eso le sumamos un sentimiento generalizado de fatalismo, de que todo va peor. Empecemos por encontrarnos más entre lo público y lo privado, generemos esos espacios, aunemos esfuerzos para hallar la salida, creámonos de lo que somos capaces.

Miles de colombianos viven en el exterior y son exitosos. Acá también es posible un proyecto de vida exitoso, pero debemos crear nuestro propio sueño colombiano, en donde el talento y el esfuerzo encuentran resultados.

Dejemos de hablar tanto de la derecha y de la izquierda y sus constantes errores a la hora de gobernar, mejor enfoquémonos más en la capacidad de generar productos de valor, en que cada día que pase podamos fortalecer más nuestras apuestas productivas, de la mano por supuesto de nuestros empresarios y de nuestras universidades. Sin ellos, nunca se logrará, solamente obtendremos un populismo barato y sin soluciones de fondo, como el que ha gobernado y destruido gran parte de Latinoamérica.