Un obligatorio reto que no se ha cumplido en el Huila, pese a que hemos contado con ingentes recursos en las recientes tres décadas, ha sido el de rebajar la pobreza a niveles siquiera equiparables a la media nacional, y así lo ha dejado en evidencia de nuevo le evaluación a los Objetivos del Milenio que ha mostrado que nuestra región sigue mostrando cifras por encima de los promedios del país. Un obligatorio reto que no se ha cumplido en el Huila, pese a que hemos contado con ingentes recursos en las recientes tres décadas, ha sido el de rebajar la pobreza a niveles siquiera equiparables a la media nacional, y así lo ha dejado en evidencia de nuevo le evaluación a los Objetivos del Milenio que ha mostrado que nuestra región sigue mostrando cifras por encima de los promedios del país. Y se suman a ello los indicadores negativos, francamente intolerables luego de haber tenido en las manos lo suficiente para bajarlos, en mortalidad de niños, desnutrición crónica, salud materna y el VIH. Tienen ahí los líderes departamentales, y el nuevo Gobernador, unas metas claramente identificadas para mostrar como avances en los próximos años. Los llamados Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), son ocho propósitos de desarrollo humano fijados en el año 2000, que los 189 países miembros de las Naciones Unidas acordaron conseguir para el año 2015. De manera que estamos apenas a dos años de la fecha límite fijada para tales metas, y si Colombia no está cerca de cumplirlos el Huila las tiene mucho más lejos. Erradicar la pobreza extrema es una de las tareas inaplazables de las autoridades municipales, departamentales y nacionales cuando nos muestran que el 25,9 por ciento de la población del departamento vive en esas deplorables condiciones frente a la media nacional, que es del 12,3 por ciento. Es decir estamos apenas en la mitad, y la meta que ratificó Colombia frente a este primer objetivo es del 8,8 por ciento. Y si miramos que el porcentaje de personas en situación de pobreza en el Huila es del 53,3 frente al 37,17 por ciento de la estadística nacional seguimos muy rezagados. La meta nacional para el 2015 es que sea de sólo el 28,5 por ciento. Pero queda un asunto por resolver y es que han dicho los mismos expertos a cargo de los estudios que es inexplicable que el Huila presente niveles tan altos de pobreza y de pobreza extrema, en tanto tenemos una tasa de desempleo de sólo el 9,3 por ciento, frente al 11,8 de la media nacional, y tan cerca de la meta del 2015 establecida en el 8,5 por ciento. No cuadran las cifras: si los empleados son la inmensa mayoría, de dónde aparece tanta pobreza, o viceversa: si hay tantos pobres en el Huila de dónde salen tantos empleados. Explican los académicos que las razones de esta paradoja podrían relacionarse con empleos mal remunerados de manera generalizada, reportes de trabajadores con salarios mínimos cuando el pago está por debajo de este valor, o cargas excesivas de obligaciones financieras de los trabajadores respecto de su remuneración. En todo caso sí hay alta pobreza, se percibe en muchos municipios, algunos con tasas bajísimas de cubrimiento de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) e Índices de Calidad de Vida (ICV), y las tasas de mortalidad infantil y la desnutrición de nuestros pequeños son el reflejo más dramático. El reto sigue incumplido y el Objetivo lejano. “El 25,9 por ciento de la población del departamento vive en esas deplorables condiciones frente a la media nacional, que es del 12,3 por ciento”. Editorialito El Gobierno Nacional y los arroceros lograron un acuerdo integral de apoyo al sector que se tradujo en el desmonte del paro programado para el próximo martes. Cuando hay voluntad política se puede. De lo contrario, tendremos que acostumbrarnos a los paros como mecanismos de presión.