Ha hecho bien Pitalito en acudir a la asistencia militar para buscar mitigar la oleada de hechos de inseguridad que sacude a este municipio del sur del Huila y uno de los más importantes del departamento. Las cifras, a pesar de que son frías y en muchos casos no despiertan reacciones, muestran la magnitud de la escalada violenta.
De acuerdo con el propio registro que llevan las autoridades, el valle de laboyos como se le conoce a Pitalito cerrará 2024 con casi 70 homicidios, una cifra sumamente alarmante. Y tan preocupante es que desde 2007 el municipio no era sacudido por semejante número de muertos. Es decir, Pitalito retrocedió 17 años atrás en seguridad.
De los asesinatos que se han presentado este año, casi una decena están relacionados con ciudadanos que han sido atacados en medio de hurtos, atracos o fleteos. El más reciente crimen del reconocido cafetero Nelson Guzmán, quien fue interceptado por un grupo de delincuentes tras retirar una gruesa suma de dinero de una entidad bancaria, tiene conmocionados a los laboyanos.
El alcalde de Pitalito, Yider Luna, ha reconocido que el pie de fuerza de la Policía Nacional en Pitalito es insuficiente: “Solo tenemos 70 unidades de Policía, de las cuales, en cuentas reales tendríamos entre 20 y 25 máximo, por turnos, porque unos están en licencia, otros en los CAI, o son conductores, o administrativos; lo que significa que en realidad la capacidad de reacción que tenemos es muy poca”.
Si bien la presencia del Ejército en las calles de Pitalito contribuye a disuadir a la delincuencia y envía un mensaje positivo de percepción entre la ciudadanía, hay que reconocer que ello no es todo. A Pitalito le hace falta, de manera urgente, que la Policía y la Fiscalía redoblen sus esfuerzos en materia de investigación e inteligencia para reducir la impunidad en los homicidios. En este aspecto, es clave que ambas instituciones empiecen a mostrar resultados.