Con al menos 50 personas muertas y unas 200 más heridas, el tiroteo en un concierto al aire libre en Las Vegas se convirtió la peor matanza en la historia contemporánea de Estados Unidos.
La policía indicó que el sospechoso de cometer la matanza, Stephen Paddock, de 64 años, comenzó a disparar desde el 32º piso del Hotel Mandalay Bay contra los asistentes a un concierto de música country. Paddock fue posteriormente abatido.
En los últimos 25 años, la única masacre que se le compara fue la cometida en junio de 2016 en la discoteca gay Pulse, en Orlando, Florida, en la que murieron 49 personas, más el atacante, Omar Mateen.
Cada vez que hay un hecho de estas características, se alude al derecho ciudadano de portar armas en ese país y a la facilidad de conseguir rifles y pistolas de alto calibre que incrementan el número de víctimas.
A pesar de los variados intentos por controlar más estrictamente a quiénes se les puede vender las armas, es muy poco lo que se ha podido lograr en ese aspecto aunque se sigan añadiendo nombres a la lista de víctimas.
Hubo informes de otros incidentes en distintos sitios de la sección conocida como The Strip, una de las avenidas más emblemáticas de la ciudad donde están los grandes casinos y hoteles, pero la policía dijo que fueron falsos.
Varios hoteles en The Strip cercanos a la escena del tiroteo están clausurados y partes de la avenida principal de la ciudad fue acordonada por la policía.
Se informó que muchas personas buscaron refugio en hoteles, restaurantes y en el Aeropuerto Internacional McCarran de Las Vegas.
Nevada tiene una de las leyes sobre armas más laxas de Estados Unidos. Los usuarios pueden portar un arma y no tiene que estar registrados como propietarios de una.
El estado no prohíbe los rifles de asalto, que son armas de fuego automáticas o semiautomáticas, y no hay límites para comprar munición.
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