Ha dicho el Gobierno Nacional que se sigue reduciendo la pobreza de manera significativa en el país. Ha dicho el Gobierno Nacional que se sigue reduciendo la pobreza de manera significativa en el país. Ahora, de acuerdo con los registros técnicos del DANE, Colombia tiene dos formas de calcular la pobreza en Colombia: la primera es a partir de los ingresos monetarios de los hogares, conocida como pobreza monetaria. La segunda, es a partir del Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) que evalúa 5 dimensiones donde los hogares colombianos podrían estar bajo condiciones irregulares. Ambas medidas son complementarias y no excluyentes, es lo que dicen los expertos, aún si las dos cifras no concuerdan. Y nos dicen también que, una vez más, se está definiendo una nueva metodología para la medición de la pobreza monetaria; sin embargo, con el propósito de asegurar la transparencia de las mediciones, decidieron publicar por un período de dos años las series de pobreza monetaria utilizando ambas metodologías. Para decirlo en blanco y negro: no es suficiente con saber cuáles son los ingresos de una familia para denominarla como pobre o no; se miden otras condiciones que son las educativas del hogar, condiciones de la niñez y la juventud, salud, trabajo, acceso a los servicios públicos domiciliarios y condiciones de la vivienda. Estas cinco dimensiones son evaluadas a través de quince indicadores. Vista la explicación, y como gran avance, el presidente Juan Manuel Santos nos dice que el país está saliendo del oprobioso segundo lugar mundial en materia de desequilibrio social, es decir de los países donde es mayor la distancia entre los más ricos y los más pobres. Con los cambios de metodología y las nuevas variables que usa ahora el DANE, habrá que esperar un mejor análisis antes de soltar el aplauso por esta aparente buena circunstancia. Porque más allá de los mismos niveles de pobreza que perduran en Colombia, lo que más aterra y preocupa a quienes nos evalúan desde afuera es la enorme brecha entre quienes más tienen y aquellos cuyo sustento diario es de miseria absoluta. Es innegable, lastimosamente, que en la reciente década el país ha experimentado positivos indicadores de crecimiento económico, pero el grueso de las ganancias ha ido a parar a una selecta y privilegiada minoría que ha acumulado mayores riquezas cada vez más. Basta revisar las listas de los grandes multimillonarios del mundo para advertir, por ejemplo, que más colombianos con más dinero aparecen allí. Si nos atenemos a lo presentado ayer por el presidente Santos, la tarea de cobijar a más y más familias para ayudarlas a salir de la pobreza va en la dirección correcta. Pero falta mucho, sobre todo lograr que se vuelvan auto suficientes, que logren sus propios recursos y dependan cada vez menos de los subsidios estatales. El asistencialismo es válido en tanto no haya alternativas inmediatas pero esas mismas políticas de regalar salud, educación y casas debe ser coyuntural y no permanente. Nada beneficia más a un país que unos ciudadanos productivos y activos. “Lo que más aterra y preocupa a quienes nos evalúan desde afuera es la enorme brecha entre quienes más tienen y aquellos cuyo sustento diario es de miseria absoluta.” EDITORIALITO Con expectativa, el departamento del Huila aspira a que, con la posesión del gobernador Carlos Mauricio Iriarte, termine un período de interinidad para la región y sus habitantes.