El presidente ruso Vladimir Putin aseguró en Berlín que Rusia no apoya a ninguna de las partes en conflicto en Siria en una conferencia de prensa conjunta con la canciller alemana Angela Merkel, en la que recordó que Moscú tiene buenas relaciones con Damasco. El presidente ruso Vladimir Putin aseguró en Berlín que Rusia no apoya a ninguna de las partes en conflicto en Siria en una conferencia de prensa conjunta con la canciller alemana Angela Merkel, en la que recordó que Moscú tiene buenas relaciones con Damasco. BERLÍN (AFP) – La canciller alemana Angela Merkel y el presidente ruso Vladimir Putin se mostraron en Berlín a favor de una “solución política” en Siria, en donde aparecen elementos “precursores” de una guerra civil, según el mandatario ruso. Al final de un encuentro con Merkel, Putin, que el 7 de mayo comenzó un tercer mandato como presidente, aseguró que no se podía “hacer nada por la fuerza” en Siria, donde la reciente matanza de Hula suscitó indignación a nivel mundial y precipitó la expulsión de representantes diplomáticos sirios en varios países occidentales. “Expresamos ambos nuestra convicción de que hay que encontrar una solución política” a la crisis en Siria, declaró la canciller asegurando que su visión sobre la situación en el terreno “no es diferente”. Merkel subrayó la voluntad común de asegurar la estabilidad en la región, postura con la que se diferencia de Estados Unidos que tiene un discurso más virulento hacia Rusia. Rusos y estadounidenses se achacan mutuamente la responsabilidad por la violencia en Siria, en donde al menos 16 personas murieron ayer viernes. A pesar del indefectible respaldo de Moscú al régimen del presidente sirio Bashar al Asad, Putin aseguró que su país no apoya a ninguna de las partes que se enfrentan en Siria y desmintió que Rusia entregue a ese país armas utilizables en una guerra civil. La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, que cuestionó directamente a los rusos al estimar “que su política contribuirá a una guerra civil”, acusó a Moscú de haber entregado armas al régimen sirio y expresó su “seria preocupación” sobre el tema. A esto, Moscú respondió casi de inmediato a través de un comunicado del ministerio de Relaciones Exteriores en el que afirma que la matanza de Hula es el resultado de la ayuda financiera extranjera y de la entrega de armas a los rebeldes sirios. Putin, que efectúa en Berlín y París sus primeras visitas al extranjero desde que regresó al Kremlin, luego de Belarús, reconoció elementos “precursores” de una guerra civil. “Es extremadamente peligroso”, subrayó sin expresar el más mínimo respaldo al presidente sirio Bashar al Asad. Alemania rechazó en varias ocasiones la idea de una intervención militar en Siria. Frente a la “situación muy difícil de Siria”, la canciller aseguró que había que “hacer todo lo posible para que el plan (de paz de Kofi) Annan sea aplicado y llegado el caso ampliado”. El presidente francés, François Hollande evocó por vez primera la hipótesis de una intervención militar extranjera en Siria, siempre y cuando se haga bajo un mandato explícito de la ONU. La ONU advirtió que existe un riesgo de una “catastrófica guerra civil” en Siria después de la masacre de Hula, que dejó 108 muertos y provocó indignación. La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, sostuvo el viernes durante una sesión especial del Consejo de Derechos Humanos sobre Siria que la masacre de Hula podría constituir “crímenes contra la humanidad y otros crímenes internacionales”. Esos actos pueden ser la señal de un modelo de ataques sistemáticos o generalizados contra las poblaciones civiles que fueron perpetrados con total impunidad”, dijo Pillay. Durante la sesión, el Consejo aceptó una resolución que pide a la comisión de investigación independiente internacional sobre Siria que inicie una “investigación especial” sobre la matanza. La canciller alemana Angela Merkel y el presidente ruso Vladimir Putin. Foto Afp