México despide a Chavela Vargas

La cantante mexicana Chavela Vargas regresó a Garibaldi, la plaza de sus amores y de noches de bohemia en la capital mexicana, donde una multitud la recibió cantando en una sola voz su música en un homenaje de cuerpo presente. MÉXICO, AFP La cantante mexicana Chavela Vargas regresó a Garibaldi, la plaza de sus amores y de noches de bohemia en la capital mexicana, donde una multitud la recibió cantando en una sola voz su música en un homenaje de cuerpo presente. Vargas, la cantante de origen costarricense nacionalizada mexicana, murió el domingo a los 93 años en Cuernavaca, a 90 km de la capital. Las cantantes mexicanas Lila Downs y Eugenia León, así como la peruana Tania Libertad cantaron al pie del ataúd, cubierto con su poncho rojo, las canciones rancheras que hicieron famosa a Chavela. Antes de que los famosos llegaran a la Plaza Garibaldi, donde tradicionalmente se reúnen los mariachis de Ciudad de México, la gente ya acompañaba “a grito pelado”, como dicen los mexicanos, la voz lenta y rasposa de Chavela que salía de grandes altavoces colocados en el lugar donde se dispuso la capilla ardiente. Entre tumultos, un grupo de policías cargó el féretro hasta la capilla ardiente por donde desfilaron sus admiradores para dejarle flores, ondear banderas de Colombia y Venezuela o nada más para echarse un trago de tequila y brindar con ella frente a su ataúd. Los gritos y las exclamaciones que acompañan a la música de los mariachis mexicanos se dejaron oír en los primeros acordes de la guitarra que para empezar entonó “Mi más querido recuerdo de Acapulco”, del cantante mexicano Juan Gabriel. “Venimos a estar con ella en esta capilla, tanto que la quisimos”, dijo a la AFP Rosaura Zamudio, una maestra de 72 años, quien recordó junto con su hermana Conchita, una pintora de 70, los años en que iban a fiestas a la casa del cineasta mexicano Indio Fernández, en las que Chavela era una asidua invitada. “¡Chavela es el pueblo mexicano!” “¡Chavela eres grande!” “¡Te amamos Chavela!”, gritaba la gente entre pieza y pieza mientras iba cayendo la noche. Cuando los mariachis tocaban “La Llorona”, una fuerte lluvia empezó a caer sobre los miles de personas que seguían cantando a todo pulmón. “Cuando cantaste la primera canción de José Alfredo Jiménez y te tomaste el primer tequila te ganaste la nacionalidad mexicana”, sentenció Carlos Navarrete, senador del izquierdista Partido de la Revolución Democrática, quien no canta mal las rancheras y llegó al homenaje. Algunos artistas mexicanos desfilaron por la capilla y uno de los primeros asistentes fue José Alfredo Jiménez, hijo del legendario compositor mexicano y el gran amigo de Chavela. “Me quiero morir en martes”, afirmó un día Chavela hace algunos años, “para no fregarle (fastidiarle) el fin de semana a nadie”. Se murió en domingo, sin fregarle los días a nadie. La plaza de Garibaldi estalló el lunes en un canto por ella, y su despedida durará hasta el martes, cuando se le rendirá otro homenaje en el palacio de Bellas Artes. Tres grandes pendones con fotos de la cantante fueron colgados en medio de la Plaza Garibaldi, recientemente restaurada por las autoridades de la ciudad y cuyas tradicionales cantinas abrieron al caer la noche. “Ahora en la noche abren, es cuando empieza todo”, indicó José Tapia, trabajador de 40 años de la plaza en la que permanecen El Tenampa y Santa Cecilia, las viejas cantinas en las que Chavela se hizo artista y donde pasó largas noches de parranda con otras personalidades que marcaron la época de oro del cine y la música mexicanas. “La bohemia se disfrutaba mucho con ella”, explicó Conchita al recordar las noches que con su difunto esposo y sus hermanas iba a verla en aquella época a los centros nocturnos. “Un día coincidí con Chavela en Tepoztlán. ‘¿Que haces en Tepoztlán? le dije’. Ella me sonrió y me dijo: ‘No cabrona, ¿qué haces tú aquí, si Tepoztlán es mío?’- Y la dos soltamos la carcajada”, relató entre lágrimas Laura Olivia, una vecina de ese pueblo mágico ubicado a unos unos 70 km de la capital mexicana y donde Chavela vivió sus últimos años.