El funcionario aseguró que el cierre de Caprecom es definitivo y que llamará a gerentes de EPS en el Huila para empezar el traslado de los pacientes y que en tema de deudas, el proceso de pago se puede demorar entre uno, dos o tres años.
Para colmo de males, dijo que la actual gerente de la EPS, Luisa Fernanda Tovar, cuya gestión ha sido cuestionada en todo el país, no quiere saber nada del Huila por los reclamos públicos que se le han hecho, reclamando el pago que la entidad tiene con el Hospital Universitario de Neiva, que supera los 40 mil millones de pesos.
LA NACIÓN habló anoche con Jesús Antonio Castro, gerente del Hospital de Neiva, del decepcionante, preocupante y alarmante encuentro con el Ministro de Salud. El riesgo de suspensión de servicios para los más pobres del Huila es latente.
“Salimos decepcionados porque no vemos un flujo de caja para solucionar la crisis financiera que tenemos todos los hospitales en este momento. El Ministro de Salud aclara que se va a liquidar Caprecom, pero quien sabe para cuándo se van a pagar esas deudas, él dice que uno, dos o tres años, y para esa fecha ya estaríamos quebrados”.
Insistió en que en este momento el Hospital Universitario no tiene flujo de caja por cuenta de la multimillonaria deuda y que ante el riesgo que corren los pacientes, con asesoría jurídica, emprenderán acciones legales para buscar soluciones a esta preocupante crisis en el Huila.
“La gerente de Caprecom no quiere pagar ni hacer contratos, entonces la idea es que no podemos tener servicios sino tenemos contratos. Los pacientes de Caprecom y hasta Saludcoop están en total abandono, así se lo dije al Ministro, él sabe que no hay contratos. Vamos hacer un comunicado y emprender acciones diferentes porque a los pacientes les están vulnerando sus derechos, nadie vela por ellos”.
Lo peor de todo es que a Caprecom le giraron la plata y se gastó el presupuesto en otras cosas y no le cumplió al Huila que hoy, con esta situación, enfrenta una crisis sin precedentes, que deja como mayor afectado a los más pobres del Huila y a las empresas de salud más importantes del departamento y el sur del país.
A la reunión asistieron parlamentarios, el gobernador Carlos Mauricio Iriarte, gerentes de ESE en el Huila, el Alcalde de Paicol, el director de Comfamiliar Harold Salamanca y gerentes de hospitales de la región, afectados por esta bomba que estalló y deja gravemente herida la salud de la región.
HECHOS
En 14 días del cierre de Caprecom en el Huila ni autoridades ni usuarios saben cómo se realizará el traslado de más de 90.000 afiliados de la EPS que hoy tiene en la quiebra a los hospitales del Departamento por los 70.000 millones de pesos que no le ha pagado a la red pública y privada.
Uno de los retos grandes que tiene el traslado de los usuarios es el represamiento en las citas y tratamientos de pacientes de alto costo que ninguna entidad estaría dispuesta a asumir. LA NACIÓN conoció que actualmente, la mala administración de Caprecom terminó acumulando intervenciones quirúrgicas, tratamientos, pacientes crónicos, pacientes con cáncer que requieren medicamentos y atención especializada, pacientes trasplantados, con diálisis y diagnósticos que tendrán que entrar a distribuir entre las prestadoras de salud de forma equitativa.
LA CRUDA REALIDAD
El director de Portafolio Ricardo Ávila Pinto, hizo recientemente el siguiente panorama de Caprecom. “Los números de la entidad que regula el régimen subsidiado de salud, no pueden ser más catastróficos: patrimonio negativo de 991.500 millones de pesos, margen de solvencia en rojo superior al billón de pesos, cuentas por pagar mayores a 720.000 millones de pesos y resultados operativos anuales con pérdidas cercanas a los 200.000 millones de pesos. Cifras que, valga decirlo, no requieren de gran análisis para concluir que la entidad tiene causales legales de sobra para ser disuelta.
Ante esta evidencia, el Gobierno se ha acercado a la determinación de liquidar la institución, pero todavía no se atreve a dar el paso. Consideraciones políticas y la cuenta que debería asumir el Ministerio de Hacienda han prolongado el que, en cualquier caso, es un desenlace inevitable.
Por tal motivo, el Ejecutivo debería agarrar el toro por los cuernos y poner en marcha una estrategia que proteja a los 3,5 millones de afiliados que tiene la Caja –los más pobres del país– de los riesgos naturales que se desprenden del caos que tiene. De hecho, las acciones tibias que ha merecido desde hace rato sugieren que Caprecom se ha convertido en una verdadera papa hirviendo.
Es inexplicable que una empresa, en la que su director es agente del Presidente de la República y cuya junta directiva la integran los ministerios de Salud, Hacienda y Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, sea fuente permanente de adjetivos como desgreño, corrupción e ineficiencia frente a sus beneficiarios y proveedores, sin que pase nada. Basta ver su menguada red de servicios para darse cuenta que eso es producto de la desconfianza creciente que existe entre los hospitales para contratar con ella, simplemente porque no les paga”.
