Misterio, artesanías y diversión en el festival de brujas en La Jagua

El Festival de Brujas de La Jagua, es un evento que se celebra en La Jagua o el ‘pueblo de las brujas’ en Garzón, en el centro del Huila, donde se reúnen actividades deportivas, culturales, artísticas y artesanales en torno estos seres misteriosos que atraen a propios, turistas y visitantes. La tradicional cita con la historia se cierra hoy lunes festivo.

María Alejandra Ruiz Mallungo

@amperiodista

María.ruiz@lanacion.com.co

“Dicen que no existen, pero… de que las hay, las hay.” Esta frase parece un pacto silencioso cuando se habla de seres mágicos, tanto malignos como a veces benignos, como las brujas. En La Jagua, esta expresión cobra vida, ya que el lugar es conocido como el “pueblo de las brujas”, lo que hace referencia a la leyenda de que, en esta localidad, con 482 años de historia, habitan brujas.

La Jagua se encuentra en el municipio de Garzón, en el corazón del departamento del Huila, donde se celebra el XXIV Festival de Brujas “Ven y déjate embrujar”, que comenzó el pasado viernes y culminará hoy.

Se dice que estas brujas vuelan y lanzan maldiciones. La fama de La Jagua, atribuida a la presencia de estos seres, se remonta a tiempos lejanos. Se cuenta que, en épocas precolombinas, hechiceros del sur del país se reunían para realizar rituales y conjuros. Posteriormente, durante el periodo del Nuevo Reino de Granada, algunas gitanas y brujas españolas llegaron a la región, atraídas por las tradiciones indígenas. Esta herencia cultural ha perdurado hasta la actualidad, así como la celebración del Festival de las Brujas de La Jagua.

Los habitantes de La Jagua consideran brujas a las nativas que adivinan el futuro mediante la lectura de la mano, el tarot, el humo del cigarrillo y el tabaco, y que también elaboran pócimas y remedios con hierbas. Generalmente, estas brujas son mujeres muy ancianas, ya que la tradición se ha ido perdiendo; las jóvenes suelen trasladarse a la capital, desconectándose así de estas antiguas costumbres. Sin embargo, se dice que las brujas son muy discretas y, por ello, no se muestran ante los numerosos turistas que llegan atraídos por las leyendas.

Las brujas voladoras son aquellas que irrumpen en los tejados de las casas, produciendo un estruendo similar al de un cúmulo de mangos cayendo. Algunos las describen como pájaros negros, en los que estas mujeres se transformarían gracias a sus poderes mágicos. Muchos aseguran que las brujas voladoras son inofensivas y que su única intención al acercarse a las viviendas es escuchar lo que se dice. A veces, se les atribuyen los moretones que amanecen en el cuerpo de algunas personas.

Atracción turística

Para Julio César Prieto, gestor y vigía cultural huilense, el Festival de las Brujas de La Jagua es un evento ligado principalmente a la promoción del sector y la atracción del turismo, donde tienen lugar puestas en escena, danzas, coreografías, maquillaje y una serie de actividades inspiradas en el mito de las brujas de La Jagua. “Este mito es un gran atractivo, además de que es un pueblo emblemático de época colonial. Es importante porque representa un acervo cultural que se está creando en el centro del Huila y que, también, es un atractivo turístico en estas fechas”, expuso Prieto.

Además de ser un atractivo cultural, artístico y tradicional, Prieto argumenta que es una forma de recordar la historia de persecución y estigmatización de las mujeres sabias e inteligentes. “Lo que se hace en La Jagua es también una apología de lo que sucedió en los tiempos de los españoles. Muchas mujeres fueron acusadas de brujas por su sabiduría; aunque no tanto aquí, en Europa sí eran quemadas. Por eso, es importante siempre recordar la historia para no repetirla”, contó Prieto.

Diversas actividades

La Jagua nació, según la historia, en 1540 y desde entonces ha estado rodeada de una atmósfera misteriosa y llena de magia que cautiva tanto a extraños como a locales. Por eso, el festival es uno de los más esperados y cuenta con gran asistencia: en medio de las actividades y exposiciones, ¿quién sabe si acaso se puede ver una bruja?

“Esta es la versión 24 del festival, con una participación masiva. Se espera que tengamos más de 50 mil visitantes. Hemos preparado una programación muy amplia que incluye disfraces, arte, deporte y desfiles de carrozas alusivos al festival de brujas. Esto va de la mano con la novena feria artesanal de Arte Fique, que ofrece a 48 artesanos la posibilidad de mostrar todo lo que se puede hacer con el fique”, expresó el alcalde del municipio de Garzón, Francisco Calderón Feriz.

Empleo y ganancias

En términos económicos, el alcalde manifiesta que se prevé que a la comunidad de La Jagua le queden alrededor de 1.200 millones de pesos como resultado de estas celebraciones. “Se generan aproximadamente 700 empleos directos y más de 1.200 empleos indirectos. Toda la comercialización la realiza la Junta de Acción Comunal de La Jagua para que los recursos se queden en la comunidad y se puedan invertir en sus necesidades. Más o menos, a la comunidad le quedan 1.200 millones de pesos entre los cuatro días. Esto permite que el festival sea más competitivo y sostenible en los próximos años”, concluyó Calderón.

¡Todas murieron!

“Gloria tenía doce años el día que vio a una bruja. En una tarde caliente acompañaba a su abuela a traer agua del río para llevarla a su casa, cuando notó que una mujer delgada se acercaba a ellas. Estaba vestida de blanco de la cintura para abajo, y de su ombligo hacia arriba su ropa era negra. Tenía el cabello largo, oscuro y desordenado.

—Pensé que estábamos solas —dijo Gloria, un poco extrañada.

—Al menos tenemos compañía —respondió su abuela forzando una sonrisa.

La mujer se movía rápidamente mientras su falda larga viajaba con el viento. Cuando pasó por su lado, ni Gloria ni la abuela escucharon las pisadas. No tocaba el suelo con los pies, estaba flotando. Siguió su camino hasta el final del cerco de piedra. Sin pensarlo dos veces, se lanzó al abismo. Saltó y alzó vuelo. Esa fue la única vez que vio a una bruja.

Cincuenta años más tarde, Gloria Téllez se encuentra en la casa donde creció y dice que ya no hay hechiceras ni voladoras, todas murieron. En el pueblo de las brujas solo quedan las historias”.Créditos: Directo Bogotá.

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