Mercedes Méndez Salazar, representante de Mujer, Café y CocinaMercedes Méndez Salazar, representante de Mujer, Café y Cocina
La Red Regional de Emprendimiento del Huila le entregó el premio ‘La Batuta del Emprendimiento’ a Mercedes Méndez Salazar, representante legal de la asociación Mujer, Café y Cocina, por su labor para sacar adelante a las caficultoras.
El emprendimiento que tienen las mujeres cafeteras del corregimiento de Bruselas (Pitalito) fue reconocido ayer por el Ministerio de Comercio y la Red Regional de Emprendimiento del Huila, con la entrega del premio ‘Batuta del Emprendimiento’ a Mercedes Méndez Salazar, representante legal de la asociación Mujer, Café y Cocina.
La asociación agrupa a 30 mujeres dedicadas a los oficios del café, en una región donde por tradición y cultura esta labor ha sido siempre para los hombres, pero que gracias al emprendimiento que han tenido lograron crear sus propios cultivos y hoy compiten en calidad, precio y técnicas con los cafeteros más aguerridos de la región.
Hoy estas mujeres producen uno de los mejores cafés suaves de Bruselas y se preparan para realizar proyectos de turismo y bienestar social, que les permita tener otra opción de negocio y brindar más calidad de vida a sus familias.
Mercedes, alma y nervio de la asociación, le contó a un grupo de entusiastas emprendedores en el marco del evento denominado Concierto Regional de Emprendimiento (Creo), liderado por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, en qué ha consistido el éxito que han tenido con Mujer, Café y Cocina.
“Mercedes Méndez es una persona común y corriente, de casa, que siempre soñó con tener una empresa. Por ello acogí la idea que tuvo el extensionista Ricardo Calderón, por esos tiempos él era de la Federación Nacional de Cafeteros, se conocía muy bien el rodaje del café en la región y nos dijo que él veía que las mujeres estábamos como muy lejos de nuestra propia empresa familiar cafetera. Él fue el que nos reunió y nos dijo que nosotras también podíamos ser empresarias del café, que de aquí a mañana llega a fallecer nuestro esposo, podía irse y ante una situación de estas nosotras deberíamos asumir la responsabilidad del negocio”, cuenta mercedes.
“Iniciamos con 1.000 palos de café en un lote de 50 x 50 metros al pie de la casa, para que se facilitara también hacer los oficios del hogar. Eso le dio origen al nombre de la asociación Mujer, Café y Cocina, porque éramos mujeres, nos dedicábamos al café, pero no podíamos olvidarnos de la cocina. Con el apoyo del Sena y del Comité Departamental de Cafeteros decidimos estudiar las técnicas del café, nos enseñaron cómo se debe conformar una empresa familiar y social porque la nuestra era una asociación. Luego aprendimos lo que son las técnicas como sembrar, abonar y la recolección. Ese oficio lo hacía mi esposo de forma tradicional sin ninguna técnica, él aprendió del papá, que sólo sembraba y recolectaba sin ningún misterio”, expresa entre risas.
La competencia
Una vez las integrantes de Mujer, Café y Cocina conocieron las bondades de la capacitación que recibieron y la pusieron en práctica, obtuvieron mejores resultados en la cosecha que sus esposos.
“Antes los maridos nos daban la pasilla para que nos ‘rebuscáramos’ y tener algún ingreso, hoy las cosas son distintas. En una ocasión cogimos café en la misma semana, yo lavé con mi técnica como venía aprendiendo en la asociación y él como estaba acostumbrado, y yo le gané en precio, ahí se dio cuenta que había que tecnificar. Ya no manejo pasilla, lo mío es café especial”, anota orgullosa Mercedes.
Respeto por el oficio
Mercedes Méndez Salazar compartió con los asistentes su experiencia de emprendimiento, que la llevó a crear una empresa cafetera.
Según lo que cuenta Mercedes Méndez, gracias a la capacitación y el emprendimiento que han tenido en el grupo, sus esposos hoy las miran con respeto dentro del oficio del café.
“Cuando se vio la plata se dieron cuenta que la cosa era en serio. Inclusive ya se enseñaron a decir ¡Ese café es de la patrona!, cuando alguien se refiere a mi lote de café. Los mismos recolectores de café le reclaman por qué él una vez dejó de abonar a tiempo y la cogida estuvo mala en lo de él, lo comparaban con mi cosecha que sí estaba buena y rendía más la recolección. Gracias a este proyecto las cosas en la familia han cambiado, vivimos mejor, mi hija estudia Gestión Administrativa en el Sena y mi hijo Negocios Internacionales en Bogotá, esas carreras me gustan porque tienen relación directa con lo que pensamos realizar en nuestro negocio con el café”, expresa Mercedes llena de orgullo, mientras muestra el reconocimiento que le hizo el Ministerio de Comercio y la Red Regional de Emprendimiento del Huila.