Tras el hundimiento del crucero ‘Costa Concordia’, las autoridades italianas temen también un desastre ecológico y consideran que la nave, con 2.380 toneladas de combustible a bordo, es una especie de “bomba”. Tras el hundimiento del crucero ‘Costa Concordia’, las autoridades italianas temen también un desastre ecológico y consideran que la nave, con 2.380 toneladas de combustible a bordo, es una especie de “bomba”. ISLA DEL GIGLIO, Italia (AFP) – Los submarinistas italianos reanudaron la búsqueda de los 15 desaparecidos por el naufragio del crucero “Costa Concordia” -tras haberla interrumpido por mal tiempo- frente a la isla italiana del Giglio, donde las autoridades temen un desastre ecológico. Los equipos de rescate tuvieron que interrumpir tres horas la carrera contra el reloj debido al mal tiempo, pero no pierden la esperanza de hallar personas con vida. Los bomberos italianos, que trabajaron buscando a los desaparecidos, encontraron a bordo del barco el cuerpo de un pasajero con chaleco salvavidas que se encontraba en la parte aún emergida del segundo puente. Se trata del sexto muerto como consecuencia del naufragio, pero aún no ha sido identificado. El crucero de lujo de casi 300 metros de eslora naufragó tras impactar contra una roca con 4.229 personas a bordo, entre ellas más de 3.200 turistas de 60 nacionalidades y un millar de miembros de la tripulación, entre ellos numerosos peruanos, colombianos y centroamericanos. Los más de 4.000 evacuados fueron transferidos el sábado de la isla del Giglio al puerto de Santo Stefano, y de allí repatriados en su mayoría a sus lugares de procedencia. Entre los 15 desaparecidos figura la peruana Erika Soria, de 25 años, que formaba parte de la tripulación. Sus familiares pidieron que no cese la búsqueda. El naufragio dejó hasta ahora un saldo de seis muertos, entre ellos cuatro turistas, dos franceses, un italiano y un español, Guillermo Gaul, así como un peruano de la tripulación, Tomás Alberto Costilla Mendoza, de 49 años, quien murió por ahogamiento. Las autoridades italianas temen también un desastre ecológico y consideran que la nave, con 2.380 toneladas de combustible a bordo, es una especie de “bomba” en uno de los entornos más delicados del Mediterráneo. El ministro italiano de Medio Ambiente, Corrado Clini, pidió una “intervención urgente” para evitar que se derrame el gasóleo que transportaba la embarcación. “Toda la zona corre alto peligro”, subrayó el ministro, tras recordar que el archipiélago de Toscana, formado por siete islas, es una de las zonas más protegidas de Italia. Fue declarada desde 1996 parque marino y es conocida por ser un santuario de ballenas. “Todo depende de las corrientes, la isla, tal vez todo el archipiélago, y la costa están amenazados”, agregó. El mal tiempo puede complicar la recuperación del carburante, aunque por el momento no se ha vertido. “El barco tiene los depósitos llenos de carburante, un gasóleo denso, que podría verterse hasta el fondo del mar. Sería un verdadero desastre”, explicó el ministro a la prensa. Un equipo de expertos de la empresa holandesa Smit&Salvage y de la compañía estadounidense Titan Salvage llegó a la isla para estudiar soluciones y ha dispuesto la instalación de paneles o filtros para hacer frente a una eventual marea negra. El ministro Clini así como numerosos estudiosos y defensores del medio ambiente han propuesto que se prohíba el paso de esos barcos mastodónticos por zonas delicadas, entre ellas el gran canal de Venecia y el archipiélago toscano. “Hay que actuar rápido porque si cambian las condiciones meteorológicas podríamos encontrarnos en una situación distinta de la actual” y porque hay que tener en cuenta que “hay todavía vidas humanas por salvar”, dijo. ‘Tripulación, héroes’ Por otro lado, el presidente de Costa Crociere, Pierluigi Foschi, con la voz entrecortada y visiblemente emocionado, rindió homenaje en una conferencia de prensa a la tripulación del crucero, que “se comportó como héroes” durante la operación de rescate. Foschi anunció que la empresa “prestará asistencia legal al comandante” del barco, quien se encuentra detenido, y tachó de “error humano imponderable” el comportamiento del capitán, al que condenó. “Ha sido un hecho excepcional, impredecible”, dijo el dirigente al recordar que en estos casos “el factor humano es imponderable”. Para el presidente y administrador de Costa Crociere, firma fundada en Italia y adquirida por el grupo estadounidense Carnival, la ruta nueva que decidió tomar el capitán fue “una iniciativa suya y no figura en las reglas escritas y certificadas” de la compañía. El presidente reconoció que el naufragio afectará en lo inmediato a la compañía, pero confía en el “millón de clientes leales” que han viajado en sus cruceros por el mundo.