Celia Escobar, jefe de Fiscalización de la Dian en Neiva, investigaba falsas empresas de tilapia y cobre y les seguía la pista a lavadores de activos, antes de que la mataran de cinco disparos el 10 de mayo de 2013, cuando ingresaba a su casa en el barrio Los Cámbulos.
Dos meses y veinte días después hubo la primera captura por el homicidio. En el centro de la ciudad, avenida La Toma con carrera 15, fue detenido César Badillo, corredor de motocicletas.
Según la Fiscalía, el hombre, de 34 años, fue quien condujo la moto en la cual se movilizó el sicario que el 10 de mayo, a las 7:10 p.m., disparó contra la humanidad de la funcionaria. Luego de un primer disparo, la mujer intentó huir, pero el asesino la alcanzó, la hizo arrodillar y le propinó dos tiros en el vientre. Ya en el piso, la impactó nuevamente en la espalda, en tres oportunidades.
“Este es uno de los autores materiales; a los autores intelectuales también les llegará su hora con la justicia”, señaló entonces la Fiscalía.
Por esos mismos días los investigadores señalaron que el presunto sicario llamado Leonardo Rivera, de 24 años, era asesinado en Cúcuta.
Tras firmar un preacuerdo con la Fiscalía, Badillo fue condenado a 17 años de cárcel. El juez Tercero del Circuito de Neiva, Juan Carlos Motta, rebajó la mitad de la pena por colaboración con la justicia.
Explicó que alias ‘Chirri’ pagará una pena principal de “204 meses de prisión como coautor responsable del delito de homicidio agravado, tras acordar colaborar con la justicia en revelar los nombres de los responsables intelectuales del homicidio”.
Badillo aseguró que decidió confesar tras recibir amenazas de “los autores intelectuales”, y solicitó al juez el cambio de cárcel, de Picaleña, en Ibagué, a La Picota de Bogotá, donde hoy está.
El 7 de agosto de 2014 denunció que el empresario Germán Garrido fue quien los contrató para realizar el crimen. Habría confesado a la Fiscalía que fue el empresario huilense, gestor del proyecto Huiláfrica, quien pagó 40 millones de pesos para que se perpetrara el asesinato.
“Falso positivo”
La revelación no sorprendió a Garrido. Señaló a medios de comunicación que desde hacía tiempo estaba advertido de que tres personas estaban pagando para que lo inculparan del caso, y así dejar libre de responsabilidad a quien verdaderamente mandó a matar a la funcionaria.
“Sé que están pagando plata al sicario que mató a esta señora para que diga que estoy relacionado y hundirme”, expresó el ingeniero.
Y agregó tener evidencias y soportes que prueban qué personas del Huila son quienes en realidad están detrás de lo que calificó un “falso positivo”, y anunció denuncias ante las autoridades correspondientes.
LA NACIÓN estableció con el Cuerpo Técnico de Investigaciones de la Fiscalía que en dos ocasiones Garrido ha sido requerido para entrevistarlo sobre el tema, pero no ha asistido a las citas.
Además, el pasado mes de mayo precluyó en el organismo una investigación en contra del empresario por el delito de omisión de agente retenedor (pago de impuestos ante la Dian).
Sin embargo, las autoridades manejan otras hipótesis y eventuales responsables intelectuales de la muerte, que comprendería a empresarios y personajes con negocios ante la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales.
¿Qué ha pasado?
Con esos antecedentes, tres años y casi tres meses después del atentado a Celia Escobar, jefe de Auditoría Tributaria de la Dian, son muchas las preguntas sin resolver y las dudas de qué hubo realmente detrás del hecho y qué ha pasado con los protagonistas.
Además, la entrante semana inicia el juicio contra Jesús Ignacio Zabala, alias ‘Nacho’, capturado como presunto responsable de orquestar el homicidio. Sería él quien contactó al sicario y a Badillo para perpetrar el crimen.
La Nación visitó en La Picota a Badillo, el conductor de la moto, quien aceptó su participación, insiste en que Garrido fue quien pagó por la muerte; pide perdón a los familiares de la funcionaria, y busca la forma de reunirse con ellos.
Asesinos de Cúcuta
¿Cómo resulta usted metido en el asesinato?
Todo inició en Cúcuta. Nosotros venimos de esa ciudad donde fui contactado para una ‘vuelta’, llegamos a la capital (Bogotá) y de ahí arrancamos para Neiva.
¿Quién los contacto?
Mi compañero, a quien mataron, conoce a Jesús Ignacio Zabala, alias ‘Nacho’. Él lo contacta para que asesine a la señora Celia Escobar.
¿Dónde se reunieron?
Llegamos a Neiva y nos reunimos en un parque en el barrio Manzanares, en la cancha de fútbol. Ahí mi compañero me presentó a Jesús Ignacio Zabala.
¿Con quién más se reunieron?
En la cancha me presentan a alias ‘Nacho’ y al señor Germán Garrido, quien es el que nos da la certeza de que la ‘vuelta’ es para una persona, que no va haber ningún tipo de errores.
¿Cuánto les pagaron?
Nos dijo que el pago sería como lo estipularon. Había quedado pactado en 40 millones de pesos: el sicario 20, el piloto de la moto 12 y Jesús Ignacio Zabala coge 8 millones porque es la persona que conoce dónde vive la señora Celia, la ciudad y el entorno donde nosotros íbamos a trabajar.
¿Cómo fue el escenario del asesinato?
El viernes 10 de mayo, a eso de las 6:45 de la tarde, ya estaba todo organizado. Zabala nos informa que la señora (Celia) ya va para la casa. Yo soy el chofer de la moto, Leonardo es el sicario. Cuando ella se baja del carro, le impacta un tiro que le atraviesa la garganta, ella cae de rodillas, y entonces le pega los otros tiros.
De inmediato lo recojo a él y lo saco cuatro cuadras adelante. Ahí hacemos el transbordo, lo recibe Zabala. De ahí fuimos a un parque en el sur de Neiva, en el barrio Tuquila, entregamos el arma y la moto a Jesús Ignacio y a dos personas más quienes llegan por la moto y el arma.
¿Qué pasa entonces?
Él hace la llamada al señor del encargo y recibimos la parte restante del dinero acordado. Repartimos la plata y cada uno coge su rumbo.
¿Qué sintió usted cuando su compañero le disparaba a Celia y el hijo veía lo que pasaba?
Eso es algo que no tiene cómo describirse. De corazón, se ven muchas cosas. Sin que lo pregunte le digo: no había consumido nada de sustancias.
¿Qué pasó después?
A los pocos días Leonardo es asesinado en Cúcuta; Jesús Ignacio Zabala es capturado por otro homicidio en Neiva; y el 30 de julio soy capturado en esa misma ciudad.
¿Conoce por qué se produjo el asesinato de la señora Celia?
No, nosotros venimos de otra ciudad. No conocimos los motivos. Hicimos fue una tarea. La vimos el día de la llegada, en la cancha del barrio Manzanares, pero de ahí para adelante no. El día de los hechos, él, Germán Garrido, mandó el resto de dinero. El motivo que él tuvo para estar detrás del crimen no lo sé.
¿Qué les dijo en la reunión que usted dice tuvieron en un parque?
Nos dijo que nos iba a dar un adelanto de una vuelta. Entregó 20 millones y los restantes 20 dijo que llegarían después de que se cometiera el trabajo.
Dice usted que vio y tuvo conversión con Germán Garrido. Descríbalo.
Sí, claro, es más o menos de 1.70, calvo, en ese momento tenía el candado en la quijada, gordito. Llegó al encuentro en una camioneta. Después de los hechos, del asesinato, no lo volvimos a ver.
¿Cuántos días estuvieron en Neiva?
Nosotros llegamos los últimos días de abril.
¿A Leonardo lo mataron por ese caso?
Esa es la modalidad. Hoy yo estoy vivo gracias a Dios. He recibido amenazas, cuando estuve en Rivera, en Picaleña. Me llegaban los emisarios, decían que me iban a matar…por eso me trasladaron a esta cárcel, La Picota.
Usted ya había participado en asesinatos
Yo no tengo antecedentes de ningún tipo. Tome una mala decisión.
¿Cómo conoció a Leonardo?
Nos conocimos en Cúcuta, en un sitio que se llama El Malecón. Yo andaba por allá con una amiga, junto al río. Nos encontramos y me dijo que lo habían llamado de Neiva para un evento. Me preguntó que cómo me sentía para manejar la moto y yo le respondí que bien, que sí aceptaba. En se momento yo no vivía en Colombia, sino en Venezuela.
¿Qué hacía allá?
Era comerciante, vendía zapatillas, ropa, perfumería, pero nunca había tenido problemas.
Arrepentimiento
¿Usted está arrepentido de lo que hizo, de participar en el asesinato de una mujer inocente?
Estoy arrepentido totalmente. Participé en la muerte de una persona, de una mujer, una dama y una hija. He sufrido harto, no he podido perdonarme yo mismo por el daño que hice. Nunca antes había estado en un CAI o en una estación de Policía. Estoy pagando mi pena. Ante Dios está todo, cometí un error garrafal que fue haber participado en ese homicidio. Es un error que me ha marcado a mí y a todos mis seres queridos.
¿Qué siente ahora?
Que tomé la peor decisión de mi vida, haber participado en quitarle la vida a esa señora.
¿Qué le dice hoy a la familia de Celia Escobar y al hijo?
Quisiera pedirle perdón a la familia, ojalá personalmente, ojalá los tuviera aquí para decirles que si ellos me perdonan de todo corazón por lo que les hice. Siempre he querido pedirles perdón, estoy pagando lo que hice y lo único que necesito es que ellos me perdonen. Si ellos me lo quieren dar, si me lo quieren brindar, sería muy importante.
¿Por qué?
Porque el perdón de ellos sería como si recibiera mi libertad, si quedara libre. Porque sé que cometí un error, que estoy pagando, pero necesito ese perdón.
¿Ha tratado de acercarse a ellos?
Ellos siempre estuvieron en las audiencias del proceso, pero nunca supe si querían hablar conmigo.
¿Su condena es justa?
Estoy condenado a 17 años. La justicia colombiana da, quita y pone. Me dieron la pena que ellos creyeron era suficiente. No sé con qué pruebas me capturaron. Tuve un abogado que, para mí, no me defendió como debería. Si la Fiscalía me trae a la cárcel, imagino que creerá en mí, en lo que digo. Yo soy el testigo principal que está proceso y puede ayudar a capturar y condenar a los autores intelectuales.
Segunda parte: Espere en la edición de mañana miércoles el desarrollo de la información, con una segunda parte, con nuevas reacciones de los hechos.
César Badillo cumplió dos años en la cárcel del total de 17 que recibió por el crimen.
Celia Escobar, quien trabajaba en la Dian, fue asesinada el 10 de mayo de 2013.
Badillo es el testigo clave de la Fiscalía para hallar a los autores intelectuales del homicidio.