Negocios entre traquetos

Todo indica hasta el momento que quien adquirió el programa espía Pegasus no fue el Estado colombiano sino el uribismo. Justo cuando el país estaba convulsionado por las protestas sociales y se acercaban las elecciones presidenciales compraron ilegalmente un arma letal.

Mintieron hasta donde pudieron. Ministros de Defensa, Generales de la República, el Director Nacional de Inteligencia, es decir, el nivel más alto del gobierno uribista de Iván Duque, negó por completo la compra del software espía Pegasus.

Pero más rápido cae un mentiroso que un cojo. La misma empresa NSO Group, dueña de Pegasus mediante documento oficial reconoció que habían declarado en Israel el pago de 5,5 millones de dólares y que poseen todos los documentos que acreditan que el negocio fue legal en ambos países.

Pegasus es un software espía que solo requiere del número de celular para instalarse dentro del teléfono de quien se quiere chuzar. El programa burla cualquier tipo de seguridad y empieza a entregar toda la información de la persona objeto de la investigación o persecución. Pegasus es considerado hoy día un arma letal para combatir el crimen organizado, pero también un arma reputacional letal, pues la vida privada de las personas puede quedar totalmente expuesta. En varios países, este programa se ha utilizado para espiar periodistas, políticos opositores y defensores de derechos humanos.

Si la empresa NSO Group, dueña de Pegasus acepta haber recibido 5,5 millones de dólares y el gobierno Duque niega la compra, y no hay evidencia que el Estado colombiano haya pagado el software, entonces la pregunta es quién hizo el negocio.

De acuerdo con la Aeronáutica Civil los aviones que llegaron de Israel a recoger el dinero de la compra de Pegasus, fueron recibidos por la Policía Nacional en la ciudad de Bogotá. No es creíble que una empresa que acostumbra a negociar con países reciba sus pagos en maletas como si desconocieran el grave problema de dineros del narcotráfico. En Colombia, ni la más humilde alcaldía de un municipio le paga una obra a un contratista en efectivo y en costales, todo se realiza con pagos y giros electrónicos a los números de cuentas bancarias de los contratistas.

Algo huele muy mal. Es evidente que no fue el Estado colombiano quien compró oficialmente el programa espía Pegasus, pero sí lo hizo ilegalmente el gobierno uribista de Iván Duque, quien aún guarda silencio frente al escándalo.

El software espía continúa en manos del uribismo. Sus ministros, la cúpula de la Policía Nacional y el mismo Duque son quienes deben contar cómo se adquirió este software de manera ilegal. Debe quedar claro a quiénes chuzaron y si el dinero que utilizaron es del narcotráfico o si hicieron una “vaca” para comprar a Pegasus.

La compra de Pegasus por parte del gobierno uribista de Duque fue una operación oscura e ilegal que se parece más a negocios entre traquetos.

Alias ‘Julián Uribe’ responsable ...

El disidente Vladimir Gallo, alias ‘Julián Uribe’, segundo al mando del frente ‘Israel Ruiz’, murió en combates con el...

Felipe Olave propuso construcción de nuevo estadio para Neiva

El propietario de LA NACIÓN, Felipe Olave, le propuso a las autoridades locales y departamentales la construcción de un...

“Perdimos la autosuficiencia y con ello el gas barato”

La presidenta de la Asociación Colombiana de Gas Natural, Naturgas, Luz Stella Murgas, habla con LA NACIÓN. La dirigente...

Síguenos en:

Artículo Relacionado

‘Ley La Vorágine’

“A todo señor, todo honor.” Es justo y merecido felicitar al periodista y abogado huilense Melquisedec Torres Ortiz...

La gran reforma en la última década

En el Congreso de la República hace tránsito, tal vez, la reforma más importante en los últimos 10...

El discurso populista como estrategia discursiva

El populismo es el uso demagógico que un líder carismático hace de la legitimidad democrática, para prometer la...

Riesgo moral en las políticas públicas

Profundizar en modelos de alta intervención estatal conlleva asumir riesgos, responsabilidades y costos derivados de ese afán por...