El escritor y gestor cultural Guillermo González Otálora nos presenta un nuevo y emocionante recorrido por la ciudad, donde los artistas plásticos son un testimonio para conocer la historia inédita y colectiva de Neiva El escritor y gestor cultural Guillermo González Otálora nos presenta un nuevo y emocionante recorrido por la ciudad, donde los artistas plásticos son un testimonio para conocer la historia inédita y colectiva de Neiva. LA NACION sigue con la publicación de crónicas, análisis y entrevistas en torno a la celebración de los 400 años de fundación de Neiva. GUILLERMO GONZÁLEZ OTÁLORA Especial LA NACION Si bien es cierto que , Aristóteles escribió que “El arte es una disposición susceptible de mover, al mover al hombre a hacer una creación, acompañada de razón verdadera”, y que sus reflexiones sobre el arte abarcan tanto al pintor como al arquitecto, el poeta y el tapicero, el carpintero y el tirador con arco y, no hace la distinción entre artista y artesano, ni separación, en el seno de la producción social, entre objetos técnicos y objetos de arte, hoy nos referiremos a los artistas plásticos. Partamos de dos conceptos básicos y elementales: La semana pasada visitamos a los artesanos, aquellas personas que producen varios objetos similares con iguales características; hoy conoceremos artistas, a las personas que realizan una obra única, irrepetible. Es a los talleres de los artistas, a los lugares en que se trabaja, en donde se expresa en forma subjetiva, única e irrepetible la realidad o lo imaginario a donde iremos para seguir disfrutando Neiva. En muchas ciudades, un recorrido inolvidable, es el circuito que se hace por aquellos lugares en los que apreciamos los procesos de las creaciones realizadas por el ser humano para expresar una visión sensible acerca de su ciudad, de su universo, ya sea real o imaginario. En el recorrido por Neiva seremos testigos de la creación artística que se diferencia de la creación natural, por la inspiración y el conocimiento de un universo, destacándose en peso intelectual en el producto final. Con Margarita Rosa Gómez aprendemos la sensibilidad en la relación hombre – mujer, sueño – realidad. Esa fina línea que se confunde en delicados trazos que toman fuerza cuando nos metemos en su obra por entre los ojos o los cuerpos finos que nos invitan a vivir la vida, ahora. En su taller encontramos varios aprendices que serán la imagen viva de Neiva cuando su obra, que ahora es empleo creativo del tiempo libre, se convierta en imagen de este universo que fundó don Diego de Ospina y Medinilla. 
Luis Fernando Rozo Bernal es el maestro de las sombras sensuales. Trabaja las noches enteras, acompañado de su fiel, siempre compañero y amigo, un gran perro que siente como su amo. Sus grandes obras nos invitan a recrearnos entre los claros y los oscuros que confunden cuerpos con sábanas o naturalezas que nos invitan a soñar con formas que a simple vista, parecen recortadas, pero que son un todo de gran fuerza y concepto sobre las diferentes posibilidades del hombre solo, el hombre acompañado, el hombre en la maraña de la que hace parte y le define su mundo. 
Parado frente a la pintura del Maestro Huertas recuerdo a Hawthorne cuando decía que “la felicidad, en este caso la obra de Segundo, es una mariposa que siempre está justo más allá de tu alcance; sin embargo, si te sentaras en silencio, podría posarse junto a ti”. En su obra, las sombras sólo son posibilidades de luces que salen como música y esos cabellos largos y negros como mantos, que envuelven estas cholas vestidas como toda América mestiza, hacen que uno quiera meterse en esas ventanas que comunican otros mundos cargados de muchos verdes, de muchos azules y de todos los colores de América. 
La obra Maestro Jairo Plazas es un llamado a reconocer las bondades y el profundo nexo que tenemos con nuestra Madre Tierra. Los colores utilizados por nuestros antiguos pobladores, en sus legados arqueológicos, son retomados por Jairo para mostrarnos otra vida, otro universo de colores vívidos, que nos acercan a nuestras raíces y a la necesidad de amar lo que aún nos queda. Es una experiencia enriquecedora, encontrarnos con un noble artista que vive para crear y para sus creaciones. 
En el taller de Fernando Núñez Beltrán, junto a su timidez, descubrimos el alma grande de un artista integral, que nos hace recorrer, al lomo de esos caballos vigorosos que, como esculturas, se asoman por los rincones de su estudio, saludando a bailarinas y bailarines del Sanjuanero, perdidos entre caminantes que se encuentran en una plaza cualquiera para mirar un óleo de figuras sensuales o esculturas del hombre perdido en la ciudad. 
Es Néstor Emilio Maragua es el pintor por excelencia de la ciudad. Fuertes trazos nos confunden en una maraña que nos encierra en un urbanismo caótico, en el que se entrecruzan líneas que le dan al espectador la opción de imaginarse su universo social. Su colorido y concepto claro del arte, lo convierten en un artista que debemos visitar para transportarnos al mundo imaginario en el que se refleja la mente de cada uno de nosotros. 
A Phanor Satizábal lo recordamos desde antes que Neiva realizara los Juegos Nacionales. Controvertido y sarcástico, ha hecho de su casa un museo en el que, por entre los Mitos del Alto Magdalena, nos transportamos con desplazados y dialogantes a un mundo donde no todo es ideal; al contrario, nos invita a descubrirnos, a reencontramos sin tapujos y sin prejuicios para hacer de esta, una vida mas justa. El maestro Phanor, tiene un conocimiento claro de las posibilidades de la sugerencia, el color y la forma 
De Ángel Sebastián Bucheli recojo el texto de Franklin Aguirre quien nos dice que “En las obras de Bucheli la destreza pictórica propia de un pintor de paisajes y de temas convencionales es expandida y puesta en crisis gracias al contraste irónico y reflexivo que permite actualizar estos temas clásicos y nos lleva a dudar de nuestra lectura inicial, al hacernos ver una y otra vez si se trata de una broma, de una calcomanía, de un recorte pegado o si realmente las figuras discordantes que se ven hacen parte o no de la obra… El paisaje siempre es ruido de fondo o una excusa para entrar en un espacio neutro de ensoñación, o al menos los paisajes fantásticos y muchas veces imposibles que se venden en las calles o en las marqueterías de todo el país. Bucheli busca una salida al encierro que le plantea su destreza y su gran habilidad”. En su taller de Neiva, nos sorprenden niñ@s aprendiendo el arte de pintar con convencimiento y conciencia de su trabajo 
El maestro Arturo Ignacio Flores es un pintor con estilo figurativo asomándose al expresionismo y que termina adornándose con temas de las costumbres, los personajes y el paisaje de la región. En Maestro confiesa que “No pretendo ser concluyente en mis pinturas, solo es una obra con inspiración y constante entrega; como resultado de mi trabajo en los 37 años de residencia en Neiva; solo espero que mi obra llegue a ser observada y disfrutada”. Se afirma que el arte y el sentimiento se encuentran y coinciden en la maestría del manejo del pincel y la transferencia de los colores. Las motivaciones del espacio circundante durante el acto de dar vida a una obra son una ayuda de gran valor, que responde a todas las inquietudes del observador. Su vida y su obra se reúnen en su taller al que llegan muchos alumnos para aprender cómo se hace arte con humildad y dedicación 
En el taller de Ferney Díaz, el artista nos confiesa que hacer acuarela es “dificilísimo y temible porque, como muy pocos conocen a fondo, nos hallamos ante una forma artística cuyos rasgos principales se encuentran muy cercanos a una difícil y dificultosa temeridad a la que muy pocos, poquísimos, osan atreverse a desafiar.” Con la risa que los caracteriza, nos cuenta también que el gran reto del acuarelista consiste en la imposibilidad de corrección. Los paisajes rurales, las aves y Neiva vista a través de los colores que se diluyen son el secreto de Chiqui quien siempre nos recibe con una sonrisa sincera y su deseo de enseñar a amar el arte. 
Las acuarelas de Hernando Monje son la tranquilidad del cuerpo y del espíritu. El colorido y las hermosas formas; esas viejas casas y esos caminos, que recorrimos cuando niños nos recuerdan que aún quedan paisajes por apreciar. Su virtud consiste en transportarnos a paisajes de grata recordación. El manejo de bodegones, de floreros, de pórticos, lo hace con sutileza, tratando de llegar al alma de su dialogante. En el Taller de Hernando, aprendemos otros manejos de la acuarela. El reto de convertir el blanco del papel en paisajes cercanos al corazón. 
Donde Nubia Lamilla nos sorprendemos con el hiperrealismo que nos confunde al querer tomar la manija de una puerta para entrar a ver que tenemos adentro. Encontramos La doble connotación como entrada o como salida; su nueva expresión, sirve como divertimento para la creación de una obra cuyo eje es la nacionalidad. El símbolo patrio de la bandera asociado a los procesos iniciados con la independencia y que han culminado con la situación que hoy vivimos, permite al espectador completar la historia a través de múltiples interpretaciones. En el taller de Nubia, comprendemos la función del artista de mostrarnos lo conocido como desconocido y lo desconocido como conocido. Cuando la visite, no importa, atrévase a abrir la puerta. 
La vida y obra de Álvaro Zarama, como es consignado en los documentos culturales del Banco de La República, “es la representación del cuerpo humano a través de la obra tridimensional. Es una constante a lo largo de toda su carrera, y es en esta temática donde se identifican dos grandes vertientes de su trabajo: tratándose de la talla de la piedra arenisca y el mármol, los temas religiosos de sutiles acabados son de particular interés, contándose entre estos proyectos monumentos religiosos para catedrales y templos de la región. Por otro lado, experimentando con materiales como el plástico poliéster, los esfuerzos de Álvaro se centran principalmente en abordar un cuerpo femenino rebosante de una sensualidad des-prejuiciada, erótico, misterioso y extrovertido al mismo tiempo” De origen nariñense, es mas neivano que muchos de nosotros. En su taller aprendemos el equilibrio perfecto entre la forma y el contenido, expresado en sus obras de arte. Y como dice el maestro Zarama “Los artistas solo son un puente entre la realidad y el alma del pueblo”. En el taller de Álvaro encontramos a Luz Marina Barrios, leyendo poesía o ilustrando un libro, o pintando como solamente ella lo sabe hacer. Su obra es la sensibilidad del arte expresada en formas, que de la misma manera como nos recuerdan un secuestro, nos impulsan a reconciliarnos con el amor, con la amistad, con el alma que busca contactos para trascender. Experta en tintas y tintes nos enseña que la aproximación al arte es cuestión de sensibilidad y de expresar lo que siempre hemos querido decirle a la sociedad.
Invitación y reflexión Esta es una muestra del recorrido que podemos hacer por la Neiva Bonita, aprendiendo y llenándonos de inspiración y deseos por la vida. Lamento no incluir a tantos buenos pintores que trabajan con el alma y el corazón en nuestra Ciudad. Es probable también que los expertos en arte me indilguen que faltan muchos y que mis comentarios no sean los más apropiados para las obras expuestas, pero son mis cometarios.
