Neiva, la capital del Huila, con una población cercana a los 400.000 habitantes y cuya área metropolitana, que incluye los municipios vecinos, ya llega a las 500.000 personas, enfrenta un futuro incierto, por la politiquería y corrupción de los partidos que la han gobernado y por los bajos niveles educativos y culturales de su población que termina eligiendo a los mismos manzanillos de siempre. El diario La Nación del pasado martes trae una muy documentada crónica del periodista Ricardo Areiza, con el título “Impunidad Fiscal en el Parque Isla” donde se registra con alarma como la investigación fiscal contra los exalcaldes Héctor Aníbal Ramírez, Pedro Suarez, Rodrigo Lara y el actual Gorky Muñoz, por las irregularidades y el deterioro de las obras del Parque Isla en el rio Magdalena, con pérdida económica para el municipio superior a los $3.200 millones de pesos, acaba de ser archivada por vencimiento de términos, después de permanecer 5 años en los anaqueles del ente fiscalizador.
Este no es el único caso de “elefante blanco” inconcluso y deteriorado, durante las últimas cuatro administraciones de la ciudad. Aquí los principales proyectos sufren el mismo destino: la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales, la Torre Materno Infantil del Hospital, la Circunvalar del Oriente, la Recuperación del Malecón sobre el rio Magdalena, el mantenimiento de las vías públicas y los establecimientos educativos, etc., etc. Como resultado de las malísimas alcaldías, una ciudad con grandes potencialidades turísticas y agroindustriales, tiene una tasa de ocupación de sólo el 52.5% y un desempleo del 11.4%. Eso significa que el empleo informal llega al 36.1%. Por eso ha crecido la inseguridad, el registro de muertos por atracos aumenta, la delincuencia se apodera de las calles y como reflejo de esta sociedad enferma, las estadísticas de suicidas en el Huila, también va en aumento. El año anterior hubo 92 suicidios y a septiembre de este año, ellos ya llegan a 40. De ellos el 45% son niños y adolescentes.
Aunque estamos en vísperas de unas elecciones regionales, no observo un verdadero debate público serio sobre esta grave problemática, ni alternativas razonables para su solución. Por el contrario, registro una cierta indolencia de la ciudadanía frente al fenómeno de la inmoralidad pública, como en el caso del vecino municipio de Rivera, donde los dos candidatos que aparecen en las encuestas como posibles ganadores, tienen los mayores impedimentos éticos para llegar a esta alcaldía: el exalcalde José Luis Bahamón, quien carga con seis procesos penales por corrupción, próximos a ser fallados por la justicia, y Luis Humberto Alvarado, prohibido por la ley para ser candidato de elección popular en la región, como hijo de Nidia Guzmán, rectora actual de la USCO, que puede inclinar con contratos, puestos y otras canonjía, votos para ese hijo.